Nació en Manabí, pero actualmente vive en Durán, “el cantón más peligroso del mundo”, como lo describe el propio artista de 45 años, quien hoy se llevó el primer lugar en el prestigioso Salón de Julio.

Su obra titulada Fosforito, se llevó el máximo reconocimiento por parte del jurado integrado por Analía Segal, Sair García y Duniesky Martín, liderados por Ruslán Torres, director del Salón en su edición 63.

Lenin Mera

“Se me ocurrió porque es una situación que estamos viviendo actualmente en el Ecuador, toda mi obra trata sobre hechos violentos que han ocurrido a nivel nacional”, explicó a este Diario. “Y pensé en hacerlo sobre estas cajitas porque por algo tan pequeño, ocurren desastres tan grandes”.

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Detalle de 'Fosforito', obra de Lenin Mera.

El segundo lugar lo conquistó el artista Yauri Muenala y su obra Watarishka-Nudos críticos, elaborada en textura del maíz sobre lienzo. Tiene 36 años, es oriundo de Ibarra, provincia de Imbabura. y en 2022 y en 2023 fue ganador del Premio Mariano Aguilera.

Yauri Muenala, segundo lugar del Salón de Julio 2024.

Según se detalló en el acta de premiación, la obra que refleja fielmente y de manera contundente, una realidad delicada y presente no solo en Ecuador, sino en toda Latinoamérica: la lucha de los derechos territoriales, culturales y lingüísticos de la población indígena.

'Watarishka-Nudos críticos', obra de Yauri Muenala.

La joven de 22 años Vanessa Chóez fue premiada con el tercer lugar por Bestiario Criminal, obra que representa las agrupaciones criminales que acechan la Perla del Pacífico.

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Según explicó, la pieza fue una tarea de su carrera de Artes Visuales de la Universidad de las Artes en la que decidió acoger toda la iconografía de las bandas criminales.

“En la actualidad todos estamos con este temor y mi obra se inspiró en ese sentimiento”.

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Vanessa Choez.

Según explicó Matilde Ampuero, jurado de selección, junto a Hernán Pacurucu y Juan Pablo Ordoñez, las 27 obras elegidas y que son exhibidas en el salón de este año, concordaron en reflejar la realidad que atraviesa Ecuador y, específicamente, la ciudad de Guayaquil.

“Se manifiesta en todas las obras, ya sean abstractas o figurativas. Más que buscarlo, fue una coincidencia con la que se pudo tener un hilo conductor para el observador”, comentó.

“El Salón de Julio siempre ha sido un barómetro desde el cual podemos ver lo que sucede en el país. Muchos artistas se hacen conocidos a partir de este salón, pero si uno ve lo que ha ocurrido edición tras edición, desde 1959, es realmente un termómetro no solo de qué está sucediendo con el arte y con la pintura, sino con la ciudad y con el país, han ganado artistas de todas las regiones”.

Salón de Julio, edición 63, estará abierto hasta el 30 de septiembre de martes a sábado de 09:30 a 17:30.

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