Ana Buljubasich fue figura de la televisión ecuatoriana durante 36 años y se despidió en 2022 para acogerse a la jubilación, decidida a dedicarle el tiempo a su familia.

Empezó como actriz cómica, pero se fortaleció como conductora, productora, gerenta de Contenido y de Producción. Aseguraba que en su momento cargó cables, ayudó a poner luces y cámaras, y luego fue libretista, coordinadora de producción, asistente de producción, productora, directora y gerenta de Producción.

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Sus primeras interacciones con el público, recuerda, eran por medio de cartas manuscritas y correos electrónicos. A partir de esas misivas elaboró El libro que ustedes escribieron (Edino, 2005). Las ventas fueron destinadas a ayudar al programa El rincón de los milagros, conducido por Carlos Piechestein.

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También publicó Juntos lo escribimos otra vez, en beneficio de la Fundación María Gracia.

Estuvo casada con el músico argentino Nerio David y fue madre de Marcelo y Gabriela Naht y de la cantante y actriz Ana Paula Pérez, a quien acompañó también como mánager.

Llegó a Ecuador desde su país natal, Argentina, en enero de 1971. Su nombre completo era Ana Juana Buljubasich Murillo. Su padre era argentino y su madre, guayaquileña. Al fallecer él, decidieron regresar a territorio ecuatoriano. No se nacionalizó, por motivos burocráticos, pero no creyó necesitarlo, pues se radicó en el país y se convirtió en una figura reconocida de la televisión local.

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Trabajó en Diario EL UNIVERSO y en radio. Siendo madre, debutó en la serie Cómicos S. A., de TC Televisión, con Carlos Piechestein, y luego fue seleccionada para ir al programa concurso Quien sabe, sabe, junto con Pancho Cabanilla.

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Aunque sus inicios fueron empíricos, promovió y se acogió al proyecto de profesionalización de comunicadores con muchos años de trayectoria de la Universidad Casa Grande. Como contó, fue la graduada con mejor promedio de esa promoción.

Reconocía la importancia de Quien sabe, sabe en su carrera, pero consideraba a Cosas de casa como su hijo. “No lo creé yo, pero lo dirigí toda la vida y a la larga terminé siendo quien le dio el concepto”, reveló. De casa en casa sí fue su creación directa. Recordaba con especial cariño a Granados en pijama, en el que trabajó con su compatriota Pablo Granados.

Se consideraba parte de una generación que hizo producción de TV con poco presupuesto, o como ella decía, “con dos reales”, una frase que alude a la fracción del sucre, moneda de curso legal en Ecuador desde 1884 hasta el 2000. “Con creatividad se puede hacer todo”, decía, poniendo como ejemplo a los jóvenes creadores de contenido en redes sociales. “Veo muchas cosas hechas en las plataformas que están mejor hechas que en la televisión”.

Entre los talentos jóvenes de los que fue mentora, se confesaba orgullosa de Ronald Farina, a quien creía “el mejor presentador del Ecuador”, por su rapidez mental, su facilidad de palabra y su cultura general. Y por hacerle caso cuando lo llevó a la universidad “de la oreja”.

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Mucha de su satisfacción venía de su hija Ana Paula, que decidió empezar una carrera artística en Argentina, hasta salir en la serie Go! en Netflix y ser jurado en el programa de Marcelo Tinelli.

Sin embargo, aseguraba que en una familia de artistas, ella era la única que no tenía esa sensibilidad. (E)