Así como hay familias en las que abuelos, padres, hijos y nietos son arquitectos, abogados o médicos, los Machado han abrazado el periodismo deportivo con devoción. Lo han hecho por casi 60 años, por lo que no es raro encontrar que algunos consideren una dinastía a este núcleo de periodistas quiteños.

Todo empezó con el abuelo Carlos Efraín Machado, recordado cariñosamente como el ‘maestro del fútbol’ y fundador de la radio Nueva Emisora Central de Quito. Después llegó su hijo, el reconocido periodista deportivo de Teleamazonas Roberto Omar Machado, quien ahora junto con sus hijos Sebastián y Roberto Carlos dirigen la radio MachDeportes, con frecuencia en la capital y en Guayaquil.

Es un oficio que involucra mucha pasión, reconoce Roberto Omar, así como una sensibilidad para separar lo personal de lo profesional. “Mi papá lo hizo con pasión, por la radio, y yo lo hago también, porque siento que cuando no vengo a la radio, cuando un domingo no hay fútbol, no hay esa parte feliz”.

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Esa emoción se percibe en sus efusivos pero muy respetuosos debates en su programa radial El golazo (17:00 - 18:00) y en esta entrevista junto con sus “herederos”, quienes desean hacer de su legado algo mucho más grande de lo que soñó su abuelo.

¿Cómo ha sido el árbol genealógico de los Machado en la comunicación?, ¿quién fue el primero?

R. O.: El primero fue mi papá, Carlos Efraín Machado, quien empezó en el periodismo oficialmente con su programa Mundo deportivo, en 1965, en radiodifusora Tarqui, por ocasión de los Juegos Bolivarianos, que se realizaron en Quito. Sin embargo, desde antes ya había incursionado en algunas radios. Mi papá estuvo en actividad hasta el 2009, lamentablemente por una enfermedad debió dejar el periodismo.

Tres generaciones: el abuelo Carlos Efraín Machado (+) junto con su hijo Roberto Omar y su nieto Roberto Carlos. Foto: Cortesía
¿Y cuándo se inició Roberto Omar?

R. O.: A través de su gestión, y después de estar nueve años en radiodifusora Tarqui, en 1974 mi papá adquiere los derechos de Sistema de Emisoras Central. Me vinculo al periodismo porque siempre estuve junto a él, acompañándole desde muy pequeño, en los estadios, en el coliseo, en el fútbol, en el básquet, en el boxeo... Fue algo muy natural porque crecí entre las transmisiones de mi padre.

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Incluso debuté en el micrófono sin que mi padre lo supiera, en 1973, cuando Aucas y Liga (Universitaria de Quito) estaban en la segunda categoría del fútbol de Pichincha. Es que había partidos de la segunda categoría, que dicho sea de paso, generaban más interés que la serie A. Por ejemplo, el famoso Clásico de la Neblina, con 45.000 personas en el estadio y 15.000 afuera. Un primo mío, Darío Miranda, había llegado desde Chile a estudiar acá y ya estaba trabajando con mi papá. Entonces me dijo “por qué no das las alineaciones”. Ese fue mi primer contacto.

¿Tuvo la oportunidad de trabajar con su papá así como lo hace con sus hijos?

R. O.: Trabajé con mi papá 35 años, codo a codo. Tuvimos la oportunidad de hacer juntos el Mundial de 1994, el de 1998 en Francia con Teleamazonas y Ecuavisa y transmití la final Francia-Brasil con mi papá. En el 2002 no estuvimos juntos porque él estuvo en Corea y yo en Japón. Pero en las transmisiones de los partidos de Ecuador siempre nos juntábamos.

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Para mí fue maravilloso realmente haber compartido tantos años con él, haber aprendido de él todo lo que sé, y no solo en el aspecto profesional, se nota también en el aspecto personal, con sus valores y los principios que él me inculcó.

¿Qué tan complejo es trabajar padres con sus hijos?

R. O.: Lo que decía mi papá era la ley y había que estar de acuerdo. Yo fui aprendiendo de él en las transmisiones, cuando salíamos del país, cuando íbamos a visitar a un cliente para vender publicidad. Al principio yo confiaba totalmente en mi papá, pero con el pasar de los años vas evolucionando, vas cambiando. Luego mi papá era el que me consultaba, el que confiaba en mí, cambiaron los papeles.

Pero sí es difícil, porque en determinado momento, si te descuidas, puedes perder esa relación familiar. Lo que siempre tratamos de hacer es que el tema del trabajo, el periodismo, solo lo hablamos en la radio y cuando estamos en reuniones familiares es para compartir y disfrutar en familia. Si no, no sales de ese círculo.

Para Roberto Carlos y Sebastián, ¿cómo es trabajar con su papá?

R. C.: Hay una confianza con él, no es un jefe común y corriente. Evidentemente creo que tienes que ser muy profesional para abordar los temas que son del trabajo y dejar de lado los temas afectivos, si es que tú no logras diferenciar esos dos, estás haciendo mal una de las dos. Hay que separar esa línea y en el trabajo cada uno tiene sus obligaciones.

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S.: Como todo en la vida, hay pros y contras, pero en el balance general son más los pros. Cuesta un poco al comienzo no equivocarse y confundir. El trabajo es el trabajo, afuera es la familia. Compartir el día a día es lo más importante al final de cuentas. Lo veo todos los días a mi papá y a mi hermano, puedo saber cómo están y si hay un problema. No pasa eso en todas las familias que se alcanzan a ver el fin de semana.

Los hermanos Roberto Carlos y Sebastián Machado. Foto: Cortesía
¿Sobre qué temas no han podido ponerse de acuerdo en lo profesional o en lo deportivo?

S.: Varios (risas). Pero es normal, cualquier persona cree que su opinión es la correcta. Hemos ido aprendiendo a dar nuestra opinión y a escuchar la del otro. Si no hay mucha unión de criterios, mi padre puede decir, por último, “vamos a hacerlo así” y con su experiencia ir por un solo camino. Porque no siempre vamos a pensar igual.

R. O.: La pasión por el debate ha hecho que tengamos posiciones contradictorias. El cambio generacional también obliga a una manera diferente de pensar. Lo que fue bueno y extraordinario para mí, para ellos puede ser normal. Por ejemplo, hablando del fútbol ecuatoriano, antes siempre nos ganaban, siempre estábamos eliminados, antes no íbamos a los mundiales. Ellos crecieron en otra época, en la que los éxitos deportivos llegaron.

Y en cuanto a las hinchadas, ¿apoyan los mismos equipos?

S.: Ahí no compartimos. No siento que en realidad en el micrófono exponemos si uno es hincha de un equipo, no es el estilo nuestro, de la radio, entonces, al aire eso no se va a notar.

R. O.: Yo heredé el cariño al fútbol de mi papá, que fue hincha del Aucas. Yo también me identifico como hincha del Aucas. Pero ni mi papá ni yo hemos sido incondicionales. Mi papá era muy duro y muy crítico, y yo trato de hacer lo mismo. Es un equipo al que quiero, pero no por eso veo todo amarillo. Porque cuando uno quiere algo o a alguien, quiere lo mejor para él. En el momento de comentar, me saco la camiseta.

R. C.: A mí siempre me ha gustado Barcelona. Y también soy muy fuerte con él. Cuando tenía 18 años hice los caramelos Barcelona y es algo que le tengo archivado, la gente ni por aquí se huele que lo hizo un hincha. Pero fui hincha, ya no, porque el fútbol ecuatoriano me ha saciado, pero no es nuestro estilo manejarnos por camisetas (en la radio).


¿Cómo aporta cada generación en el manejo de una radio?

R. C.: La radio donde empezó y terminó mi abuelo no tiene nada que ver con la radio que hoy tenemos, porque hoy es una radio mixta. Si hablamos de tecnología, nuestra radio está en redes sociales, todo eso se ha adaptado. Pero las bases de hacer buena radio vienen desde hace años, lo que nos han aportado las generaciones anteriores, la de mi abuelo, la de mi papá, el ser una radio responsable y ética. También nos divertimos, no somos una radio aburrida.

R. O.: La radio siempre será la misma, está para educar, para informar y para divertir. Bajo esos conceptos nos manejamos, obviamente las tecnologías van cambiando y hay que irse adecuando. En el manejo de MachDeportes pudimos adquirir las acciones de Radiovisión hace un par de años. Sebastián es el presidente de la compañía y tiene el manejo de la parte publicitaria, Roberto Carlos tiene a su cargo el manejo del personal y la representación legal, y yo soy el director de la radio, así nos movemos.

¿A Roberto Carlos y Sebastián se les inculcó el camino del periodismo o fue una vocación?

R. C.: Nunca fue forzado. Siempre estuvimos desde muy pequeños cerca del medio, de los estadios, del fútbol. La radio fue un lugar habitual para nosotros. Cuando un periodista pisa por primera vez una radio tendrá, en el mejor de los casos, unos 18 o 20 años, empezando sus prácticas profesionales. En cambio nosotros fue desde pequeños. Nunca fue un lugar que nos asustó, sino más bien un lugar en el que nos sentimos acostumbrados.

¿Cuántos años ustedes tenían cuando pisaron la radio por primera vez?

R. O.: La primera vez que Roberto Carlos fue a un estadio tenía tres meses y tenemos una fotografía acá al lado con mi papá. Sebastián igual. Desde muy pequeño ya lo veían al abuelo, me veían a mí también trabajar, sabían dónde estaba todo. Una vez habían tomado mi grabadora, de las antiguas, y se grabaron. Sebastián relataba y Roberto Carlos comentaba. Esa grabación la tengo guardada, porque es un tesoro. Para ellos, el periodismo deportivo vino de manera natural.

Roberto Omar, ¿usted ha pensado en su jubilación más adelante?

Claro, hay que dar paso a la juventud. Ya he cumplido mi tarea, creo que Roberto Carlos y Sebastián están absolutamente capacitados para tomar las riendas. Hay que buscar descansar y hacerlo todavía cuando tenga plenitud de facultades. En la radio le he quitado un poquito el pie del acelerador y pienso también que está cerca decirle adiós a 28 años que llevo en Teleamazonas, porque todo tiene su principio y su final. Somos un ciclo y creo que el mío está próximo para cerrarse. (E)