El rostro de la actriz argentina Lorena Meritano es recordado en Ecuador y otros países latinoamericanos por un rol especial, el de la antagonista Dinora Rosales, de la telenovela colombiana Pasión de Gavilanes (Telemundo y Caracol, 2003); aunque ella recuerda con todavía más cariño su participación en la producción colombo-ecuatoriana Amas de casa desesperadas (RCN y Teleamazonas, 2007), que la unió a Ruddy Rodríguez, Geraldine Zivic, Ana María Orozco, Marisol Romero y Sofía Vergara.

Amas de casa fue fantástico, una maravilla para mí”, dice recién llegada a Guayaquil, en conversación con EL UNIVERSO. Admite que le tiene preferencia a esa serie porque le permitieron hablar con acento argentino, después de años actuando con acento neutro, para lo cual tuvo que tomar clases al iniciar su carrera en México, en 1992. “Es dificilísimo; en vez de estar dedicada a actuar, estás pensando en el acento”.

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Ha interpretado personajes mexicanos (como en Eco Moda, la secuela de Betty la Fea) y colombianos. Además, de Amas de casa amó el vestuario (“mucho más realista”), actuar con mujeres “increíblemente hermosas” de Ecuador, Colombia y Argentina, y el tono actoral: “La comedia que a mí me divierte mucho hacer”.

Este fin de semana, Meritano desembarcó en nuestra ciudad no para actuar, sino para participar en el Primer Congreso Wellness para Concienciación Cáncer de Mama Her2 Positiva, que contará con expertos en psicología, dermatología, medicina integrativa, nutrición, mastología y oncología. Y entre ellos, la charla Lorena sobreviviente, que ella ha estado dando desde 2018 en los países de la región para contar su experiencia con ese al que llama su maestro, el cáncer de mama, el diagnóstico que recibió en 2014.

Sobreviviente empezó siendo una charla “muy artesanal”, que daba por redes sociales para sus seguidores, pero ahora las empresas de salud quieren replicar su voz. “Es un testimonio que habla de vida y no de cáncer”, dice la modelo y artista. “Hablo sobre mi familia, mis orígenes, mi profesión, mis amores. Y por supuesto que hablo del diagnóstico del cáncer, de las terapias que he recibido y de cómo pude, con mucha ayuda de Dios y de la medicina y de muchísimas herramientas, ponerme en pie y escribir un libro llamado también Sobreviviente, editado por Penguin Random House en 2019″.

Insiste en que es una historia para compartir. “No doy consejos. Es para alertar sobre la prevención, la concientización y, sobre todo, para decirle a la gente que existe una vida después del cáncer y que puede ser más maravillosa que la anterior si uno realmente aprovecha la adversidad para cambiar”.

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Se identifica mucho con la reacción del público, personas que, como ella, han atravesado adversidades. “Grupos familiares, porque el cáncer no es una enfermedad privativa del paciente, sino de la familia. Nos abrazamos y nos damos amor, compresión, impulso para transitar, porque yo no romantizo el cáncer”, enfatiza, y añade que el foco de su mensaje es divulgar que hay muchas herramientas y que hay que pedir ayuda.

Solitud, flexibilidad y aceptación, los aprendizajes del cáncer de mama

Difícilmente se puede atravesar un proceso de cáncer solo. En la red de apoyo de Lorena Meritano está su familia, su madre, hermanos, cuñadas, sobrinos, amigos incondicionales y los médicos que le hacen seguimiento hasta hoy. “Somos un gran equipo, con Dios a la cabeza, porque sí creo en Dios. Y yo, porque no me voy a quitar mérito —agrega—. Yo elegí vivir, y vivir en solitud, esto es: estoy sola, muy bien conmigo, pero tengo una red de contención”. Allí están sus terapeutas, maestros de reiki, de constelaciones familiares y nutricionistas vegetarianos (sigue ese régimen, con cierta flexibilidad).

Y su querida gente de las redes sociales. “Han orado por mí. Me han enviado fotos desde el Muro de los Lamentos, la Basílica de Guadalupe; me enviaron cuadros… El amor en diferentes formas. La salvación de un ser humano se hace de manera colectiva, y siempre me he sentido acompañada, siempre”.

El cáncer, considera, fue un maestro en la flexibilidad frente a los cambios. “¿Para qué llega esto? ¿Qué tengo que cambiar? Mis horas de sueño, mi alimentación, mis relaciones, pedir ayuda psicológica. Y la enfermedad, dejársela a los médicos, hacer caso y tener confianza, en mí, en Dios, en los profesionales”.

Otro aprendizaje es la aceptación. “Ante cualquier tipo de adversidad, hay que aceptarlo. No hacer una fiesta, pero aceptarlo. Aprender a vivir con uno mismo. Y recibir —subraya—, porque a mí me era muy fácil dar; yo amo regalar, ayudar, unir gente, pero aprendí a recibir con agradecimiento, sintiendo que lo merezco”.

Si bien estar vivo después del cáncer es, en palabras de Meritano, extraordinario, quiere ser objetiva. “Quedan cicatrices, dolores, miedos, y hay que tratarlos todos los días, un día a la vez. La tarea más hermosa que me ha tocado es construir una vida sana mental, emocional y física. Hay que entender la importancia de los chequeos, del autoexamen, de nuestros hábitos, y que a cualquiera le puede pasar”.

De momento, Meritano está libre de la enfermedad; sus últimos exámenes han salido bien. En cuanto a las numerosas cirugías que ha recibido, suspira y dice que han sido muchas: mastectomía, extirpación de ganglios, de ovarios y otros órganos. “Y no solo es lo físico, quedarse sin cabello, sin senos, sin la posibilidad biológica de ser madre, sin ahorros, sin poder trabajar y, en algún instante, sin pareja. Ha sido un proceso doloroso, pero también siento que gané mucho más de lo que perdí”.

Para ella fue fundamental la fisioterapia, el acompañamiento psicológico y el ver cómo se ensanchaba su umbral del dolor. También se sabe privilegiada de haber podido recibir cirugía reconstructiva. “Cuando me extirparon el seno izquierdo, se me practicó la cirugía, y tuve la suerte de que mi medicina prepago la cubrió”.

Después tomó otra decisión estética. Pidió un tatuaje de areola al artista Diego Staropoli, fundador de Mandinga Tattoo, que hace diseños gratuitos en la piel de mujeres y hombres sobrevivientes de cáncer de mama. “Fue muy bonito reconstruirme. Me tatué mariposas, ramitas y florecitas en lo que eran mis cicatrices de la mastectomía, y digo que ahora tengo arte donde antes tuve dolor”.

De todas formas, reflexiona, ama sus cicatrices. “Nos cuentan historias de valentía, de berraquera, como dicen los colombianos. Yo lo elegí así (la reconstrucción), pero el privilegio no nubla mi empatía; entiendo que muchas mujeres en el mundo no lo pueden hacer y otras muchas eligen no hacerlo. Los sistemas de salud de Latinoamérica nos lo deben; es un derecho el que una persona que haya pasado una mastectomía pueda reconstruirse, porque ayuda mucho emocional y psicológicamente. Conozco personas sin (cirugía de) reconstrucción, pero con unos tatuajes divinos”.

Y, sin embargo, insiste, el proceso de recuperación es interno, profundo, y luego físico. Cuando se le pregunta si su belleza actual es un reflejo de su estado interior, se detiene, agradece, lo piensa y luego afirma que sí: se considera una mujer bella. “Todas las mujeres somos bellas. Creo que soy empática, sorora, amorosa, generosa, supremamente auténtica, con muchos defectos, como todos los seres humanos, pero estoy abocada a construir a la mujer que ya no soy. Fui educada en el machismo, donde las mujeres nos criticamos, pero yo no juzgo ni opino sobre vidas y cuerpos ajenos, ni en mi vida privada ni en mis redes sociales, y eso me ha costado alejarme de muchos grupos de amistades. Estoy tratando de construir una vida congruente con lo que pienso, siento, digo y hago”.

Desde su sitio, recomienda tener una alimentación adecuada, revisar las horas de sueño, hacer el autoexamen mensual y los chequeos ginecológicos y mamografías. “Sobre todo, mantener las emociones y la cabeza equilibradas. Hay gente a la que le hace bien meditar; a otras nos hace bien la terapia de bonding y clases de movimiento expresivo, como hago yo; y el acompañamiento terapéutico siempre, porque la vida está en constante cambio”. Además, pide no caer en la imprudencia de guglear síntomas.

Ahora mismo está trabajando. Acaba de participar en La voz ausente, un proyecto de Star+, y estuvo presentando hasta hace poco Tarde de chicas, de Canal Net (Argentina). Ha estado haciendo castings en Colombia y México. Y no deja las conferencias de salud, como el Congreso Her2 Positiva, que será este martes, 24 de octubre, de 10:00 a 16:00, en Mall del Sol, salón Rubí. La entrada es gratuita, con cupos limitados. (F)