Su deceso fue repentino, un paro cardíaco fulminante fue la causa y la ciudad que lo vio despedirse del mundo fue Quito, en la tarde del 25 de julio, a sus casi 70 años. Vivía allí desde hace aproximadamente tres meses, cuenta Paulina Núñez del Arco, su sobrina. Entre lágrimas indica que Wolf “estaba muy alegre, estaba feliz porque su libro ya iba a salir por fin, la alcaldesa (Cynthia Viteri) había aceptado avalarlo. Quiso arreglar unos papeles e iba a volver en 10 días (a Guayaquil)”. Agrega que “estaba muy feliz, no sé qué pasó, un infarto se lo llevó”.