Leer Últimos días de una herida es como introducirse en un diario personal de Tamara Mejía Molina, su autora. Cada verso, cada palabra y hasta cada guion dan cuenta de lo que su alma susurró, dijo o gritó en momentos determinados de su vida. La crítica de arte se apodera del maravilloso género de la poesía para dar voz a sus sentimientos, esos que se tiñeron de nostalgia, melancolía, frustración, amargura, alegría y, sobre todo, amor. La escritura, como a muchos en este mundo, fue su mejor aliada para no romperse, dice en uno de sus escritos; pero yo diría que sí se rompió y se volvió reconstruir -o es lo que prefiero pensar yo-.