De acuerdo al sitio especializado Revista Motor, al poner nitrógeno en las llantas hay beneficios claros pero poco funcionales en su mayoría. Si logramos inflar la llanta con puro nitrógeno, cuando esta se caliente en largos viajes, a muy alta velocidad, la presión no aumenta y entonces mantiene la pisada exacta y en la forma ideal. Si esto sucede, el agarre del caucho será el mejor. Sin embargo, en el tránsito usual de un automóvil, aun en carretera, es muy poco probable que la llanta se caliente tanto como para beneficiarse de esta propiedad.