En 1987, Madonna cantó delante de 130.000 personas en París, con solo cinco años de carrera, en lo que es hasta hoy la mayor multitud de cualquier concierto en Francia. Esta noche abrió el último show de la gira The Celebration Tour en Río de Janeiro ante 1,5 millones de personas en esa ciudad de Brasil.

Es un histórico concierto gratuito en la playa de Copacabana, al que regaló de entrada el tema Nothing Really Matters (1998), considerado una de sus canciones más personales.

La reina mundial del pop apareció en el escenario de 812 metros cuadrados montado en las arenas de la playa más emblemática de esta ciudad brasileña vistiendo un quimono negro sobre ropas cortas también oscuras y fue ovacionada por sus cientos de miles de admiradores incondicionales, algunos de las cuales la esperaron por casi doce horas para garantizarse los lugares más próximos.

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Ricky Martin se unió a Madonna en su gira internacional y sorprendió al público

El responsable por presentar el concierto fue Bob The Drag Queen, que interpretó Its a celebration vestido de la reina María Antonieta en referencia a la vestimenta utilizada por Madonna para presentar Vogue en los Premios MTV de 1990.

El público ya estaba animado a la hora en que su ídolo apareció, a las 22:36 locales, con casi una hora de atraso, ya que el pinchadiscos estadounidense Diplo se encargó de calentar los motores con una selección que incluyó varios clásicos del funk, el género nacido en las favelas de Río de Janeiro.

Con el concierto de este sábado Madonna pone fin a la gira de conmemoración de sus 40 años de carrera, en la que hace un repaso de toda su carrera y en la que incluyó sus mayores éxitos, como Like a Virgin, Vogue, Holiday, Like a prayer y La isla bonita.

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La previsión es que el espectáculo, con la participación de populares artistas brasileños, como Anitta y Pabllo Vittar, se extienda por dos horas y que concluya con Celebration.

En las redes sociales, los fanáticos mostraban su emoción por ver y oír a la “señora de 65 años” que es capaz de reunir a millones de personas en la calle sin que eso signifique “un golpe de Estado”.

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El concierto es histórico para Madonna, que nunca tocó para un público tan numeroso. La estadounidense puede superar la marca que lograron los Rolling Stones en febrero de 2006, cuando atrajeron a 1,5 millones de personas también a la playa de Copacabana.

La masiva movilización provocada por Madonna, especialmente de mujeres y del público LGBT, obligó a las autoridades a cerrar todos los accesos del barrio de Copacabana para vehículos casi cinco horas antes del inicio del espectáculo y a montar una infraestructura similar a la usada en las fiestas de Reveillon, cuando hasta tres millones de personas despiden el año en esta arena.