Contando los días para la cita de este año que por primera vez durará cuatro días, el Festival Estéreo Picnic (FEP) se ha planteado como objetivo del 2023 lanzar la casa por la ventana pese a todas las adversidades, según Miguel Santacoloma, jefe de Prensa y Comunicaciones del evento que se realiza anualmente (este 23 hasta el 26 de marzo) desde su creación en 2010.

El FEP tiene lugar en las afueras de Bogotá, Colombia, y desde hace un tiempo se ha vuelto una para obligatoria para los jóvenes ecuatorianos que son fanáticos de la música independiente y el entretenimiento.

¿Cómo es que el Estéreo Picnic pasó de ser un proyecto a uno de los eventos más importantes de música en Latinoamérica?

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Cuando tuvo lugar el festival por primera vez, a finales de abril del 2010, todavía no existía el circuito de conciertos que tenemos hoy por hoy. Están el Lollapalooza (que se da en Argentina, Chile y Brasil), el Asunciónico en Paraguay y otros más. La idea era que se pueda hacer algo con las características de un Coachella (EE. UU.) o el Lollapalooza de Chicago, esto de tener muchos artistas en el mismo fin de semana y todo eso. En este primer FEP fueron aproximadamente dos mil personas y de alguna manera puso en el mapa el cronograma festivalero en Sudamérica. De ahí en adelante ha sido un proceso de crecimiento muy grande e importante, ya que se lo considera una parada casi obligatoria en las giras de los grandes artistas internacionales. Ellos reconocen que, si quieren venir al continente, deben hacerlo durante esta temporada en la que coincidimos con los demás festivales.

¿Recuerda si esa primera edición causó impacto en el público de aquella época?

El país no estaba muy acostumbrado a estas cosas. En ese momento era una aventura de empresarios muy jóvenes. Luego hubo gente que también lo intentó y no resultó; por supuesto, aún no sabíamos que nuestro festival iba a ser la excepción entre esos shows que murieron tras su primera edición. Pudo habernos pasado lo mismo, al menos durante los primeros tres años, ya que arrojaron pérdidas, porque era una apuesta hacia otro público.

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Acá en Colombia la gente solo estaba acostumbrada a cosas como el Rock al Parque o a eventos gratuitos; sin embargo, también influyeron mucho las marcas y patrocinadores que se dieron cuenta de que esto podría ayudarles a conectar con la gente de otras maneras. Todo ha sido un crecimiento a la par que influyó mucho en la profesionalización de todos los involucrados en la industria de los conciertos.

Desde artistas legendarios como Red Hot Chili Peppers y The Strokes hasta lo más aclamado de lo nuevo, como Rosalía y Drake. ¿Cómo lograron llegar a estos artistas?

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Bueno, influye mucho que tengamos en fechas cercanas a los otros festivales del circuito que mencioné. Eso nos facilita de cierto modo la negociación. Hemos cumplido muchos sueños trayendo a artistas que siempre quisimos ver en la región, como Lana Del Rey, Nine Inch Nails, Gorillaz y ahora estamos trayendo a algunos que van a visitar por primera vez Sudamérica, como Wu-Tang Clan. Esto es algo que nos pone muy contentos, sin duda alguna. Eso también es importante porque en otros países están acostumbrados a los festivales, pero por acá eso no es tan común.

También nos hemos encargado de no enfocar todo a un mismo tipo de público. Hay gente que va para ver por primera vez en Colombia a Blondie o Drake, pero al mismo tiempo disfrutan viendo a artistas como Alci Acosta o Jerry Rivera. Nos gusta cumplir sueños de todo tipo.

También han pasado momentos difíciles. En 2022 falleció Taylor Hawkins (baterista de Foo Fighters) antes del show de la banda. Este año mucha gente lamenta la cancelación de la gira latinoamericana de Blink 182 por la lesión de Travis Barker. ¿Cómo superan estas situaciones?

Los eventos en vivo tienen que convivir con esos riesgos. No es un servicio que uno pueda adquirir cuando alza el teléfono o pedirlo para el fin de semana. Somos víctimas de las circunstancias. Hay que buscar alternativas. La tragedia de Taylor Hawkins embarcó al festival con un duelo colectivo, pero en los otros dos días de festival hubo una especie de catarsis colectiva muy bonita que bajo otro contexto hubiera dejado a todos vacíos.

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Todo esto también puede aplicar para las cosas bonitas, como las colaboraciones que han ocurrido entre diferentes artistas, como la banda colombiana Diamante Eléctrico y los legendarios ZZ Top en su momento, son cosas que uno tampoco se espera, pero esa es la ventaja de los conciertos en vivo, nos aterrizan a percibir la fragilidad de las cosas y nos recuerdan que seguimos siendo humanos. Son momentos que marcan la vida.

En el pasado ya han contado con la participación de artistas ecuatorianos y este año no es la excepción, ya que irá la banda de rap Mugre Sur. ¿Cómo llegan a considerar a nuestros artistas para incluirlos en sus carteles?

Desde hace varios años sentimos que este es un festival de toda la región. Es de peruanos, ecuatorianos, venezolanos, costarricenses, no es solamente colombiano. Esto nos genera una responsabilidad frente al público que sabemos que viaja desde sus países, entonces no traemos solamente actos internacionales, sino que les mostramos a artistas de donde ellos llegan para que se sientan cómodos y contentos. No es una cuota.

El Estéreo Picnic trae a los artistas más importantes y calientes del momento, ya sean hombres, mujeres, de Panamá o Ecuador. Ahí estamos. Hablando justamente sobre ser un evento regional. Cada vez hay más festivales que tienen distintas sedes. El Lollapalooza se realiza en Brasil, Chile y Argentina.

El Primavera Sound, originario de Europa, el año anterior debutó en Latinoamérica. ¿Han considerado que el FEP también cuente con algunas sucursales?

Siempre hay posibilidades de buscar otros lugares donde podamos distribuirnos, pero también existen actos como Glastonbury (Inglaterra) o el Coachella (EE. UU.), que son únicos e irrepetibles, propios de un solo lugar y preferimos que el nuestro siga siendo eso. Hemos visto opciones de hacerlo en otro lugar afuera, sería increíble, pero estamos muy bien en las afueras de Bogotá y seguiremos así, por lo menos por un par de años, pero bueno, el Picnic también es ecuatoriano, no solamente porque incluimos a sus artistas, sino por toda la gente que llega de Guayaquil, Quito, Cuenca, distintas ciudades de su país. Los días del festival vemos un montón de banderas ecuatorianas y eso nos alegra. Somos un festival de toda la región, como lo mencionaba. Tenemos la suerte de que se dé en Colombia, es solo eso. La idea es celebrarlo junto a ustedes en esta nueva edición.