Cuatro amigas se reúnen para compartir las diferentes crisis por las que están pasando, pero en vez de tornarse trágica, la situación se va por el camino de la comedia en El cuartel de las locas (libreto y dirección de Jorge Toledo), que se estrena el viernes 14 de julio, con funciones el 15 y 16, en el teatro Las Cámaras (edificio Las Cámaras, avenida Francisco de Orellana), en Guayaquil.

En esa charla hay algo de música, “un poquito de alcohol” y una fuerte dosis de despecho por un corazón roto, dice a este Diario Alejandra Paredes, una de las cuatro actrices que le dan vida a El cuartel de las locas. “Con todos esos ingredientes, se dan también muchas situaciones cómicas y reflexivas”.

Completan el elenco Hilda Saraguayo, Cecilia Cascante y Claudia Camposano, que se unen también a la conversación. Saraguayo es Dalia, una mujer que está pasando por un mal momento y va a buscar apoyo a casa de su amiga Romina.

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Allí también está Sol Paz (Camposano), que trabaja en casa de Romina y se siente una más del grupo, al punto que toma prestada la ropa de su empleadora, se inserta en la conversación y se involucra en todo. “Siempre está bien vestida, pero la patrona ya se echó al dolor”, describe la actriz.

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Y la echada al dolor es Romina (Cascante), la anfitriona, una mujer resignada después de separarse de su marido. “Dentro de toda la locura que armamos, se ve la amistad, no solo que nos escuchen sino que nos den palabras de aliento; vamos a mostrar la amistad en diferentes formas”.

Y Sofía (Paredes), ¿cómo se relaciona con todas ellas? No quieren decirlo aún, pero está viviendo una crisis existencial que parece estar relacionada con un delito. Todas han sido en algún momento calificadas como locas, aun por las personas en las que más confiaban. Y sus intérpretes, las actrices, no son la excepción. Ante la pregunta de cuál es la más ‘loca’ de las cuatro amigas, Paredes dice que todas. “Las cuatro estamos locas”, reafirma Camposano. “En la vida real también”, agrega Saraguayo. “Y en diferentes grados”, concluye Cascante.

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Claudia Camposano, Cecilia Cascante, Hilda Saraguayo y Alejandra Paredes. Foto : Francisco Verni Foto: El Universo

Un cuarteto bien equilibrado: las locas en el escenario

Ser llamado loco, en Ecuador, a veces es un trato de confianza, y otras veces como descalificación de una conducta que se considera inaceptable. En este caso, dicen las cuatro actrices, la locura salió de la cabeza del director. “Tenemos de todo. Hay desequilibrio emocional, hay desequilibrio conductual, porque cada una reacciona de acuerdo a sus vivencias, y esto va explotando como un canguil”, opina Camposano. “Entonces somos cuatro amigas que tienen desequilibrios emocionales”.

“¿Pero qué mujer no los tiene?, esa es la pregunta”, cuestiona Paredes. “Por eso nos gusta hacer teatro, te abre todas las preguntas que no te habías hecho en tu vida, te las pone en el escenario. El teatro no es terapia, pero es terapia”.

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¿Por qué una comedia, cómo ayuda el humor a procesar todos esos desajustes? Ellas explican que antes bien, llevar la vida sin humor es imposible. “En la psicología no se usa el humor para curar, pero como actrices tratamos de disipar la situación actual, y lo que hacemos es regalarles humor”, promete Camposano.

Las ayuda la química, el haberse conocido y haber trabajado juntas en numerosas ocasiones, cree Cascante. Aunque durante la entrevista queda claro que nunca antes han estado en el escenario las cuatro a la vez. “La química ha ido saliendo, y creo que tenemos la misma manera de trabajar, no es por ensalzarnos, pero todas somos muy responsables y nos vamos ayudando; no solamente se ve el profesionalismo, sino también el compañerismo. Estamos conscientes de que no es la que más brille, no es la que mejor lo haga, sino que mientras todas pongamos de nosotras, la obra va a verse bien y a tener un feliz término, que eso es lo que queremos, que la gente se divierta”.

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“Cecilia ha dicho algo muy importante”, hace notar Camposano, “en esta obra ninguna brilla más que la otra, todas tienen su momento, ninguna es protagonista, las cuatro brillamos”.

“No hay egoísmo”, confirma Saraguayo, “y de eso se trata el teatro, no es un personaje solamente que saca la obra a flote, es todo, es un equipo, es el grupo de actores reunidos para brindarle humor a la gente; aparte de ser amigas afuera, somos amigas en el escenario, y la comedia está superdivertida, para que vayan a desestresarse y a olvidarse de los problemas”.

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“El peso del mensaje que queremos dar está en la amistad, tú podrás tener todos los efectos del mundo, pero tu amigo te quiere como eres, con todos los errores, todas tus locuras. La amistad no tiene ese condicionamiento que podría darse en la relación laboral o hasta en la pareja”, comparte Paredes. “En la amistad, tú lo aceptas como es”.

El cuartel de las locas es una pieza de 60 minutos de duración, aproximadamente, y aunque tiene tres fechas confirmadas, las artistas dejan ver que están dispuestas a seguir con las representaciones, según la respuesta del público.

Mientras tanto, recalcan que el calificativo de locas del título va con humor, cariño y simpatía, aunque no se abstienen de tocar las realidades alternas de sus personajes. ¿Hay un final feliz? Más bien un final que aseguran que será “abierto y sorprendente”. (E)