El consabido atractivo de Yo soy Betty, la fea (1999) es el aparatoso romance entre el millonario y mujeriego empresario de Ecomoda, Armando Mendoza (Jorge Enrique Abello), con su secretaria, la nada agraciada, pero muy brillante, Beatriz Pinzón, más conocida como Betty (Ana María Orozco).

Pero la telenovela colombiana tuvo otras historias secundarias que cautivaron al público hace 25 años, y, de hecho, siguen encantándolo cuando el título aterriza en las plataformas de streaming, primero en Netflix, y ahora en Prime Video, donde alista una segunda secuela, titulada Betty, la fea (que se estrena el 19 de julio).

Por qué la actriz que hacía de Inesita en ‘Betty, la fea’ decidió vivir en un asilo

Entre esos hilos inolvidables están el del diseñador de la empresa de modas Hugo Lombardi (Julián Arango) y su asistente doña Inesita (Dora Cadavid). Su dinámica era especial, conmovedora, a veces de madre e hijo, a veces como esposos, aunque la mitad del tiempo un poco tóxica también, generando todo tipo de tensiones y momentos cómicos.

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Tal fue el impacto de su relación, que en la nueva entrega del dramatizado Arango hace un merecido homenaje a la actriz que hizo de su mano derecha y falleció en enero del 2022, a los 84 años de edad. En un tráiler de Betty, la fea: la historia continúa, Hugo sale de un ascensor vistiendo un poncho negro, en el que se lee “INES INES INES”, en letras grandes con un degradé de colores rojos, rosados y amarillos. Recordamos los mejores momentos entre los queridos personajes.

“¡Inés, mi valeriana!”, gritaba Hugo Lombardi cada vez que se estresaba

Hugo Lombardi enfrentaba sus crisis en Ecomoda con una tacita de valeriana, que siempre debía apurarle su asistente Inesita. Foto: Captura de pantalla

Muchas veces las cosas no salían como Hugo Lombardi quería y, en más de una ocasión, la culpa era de don Armando. Como cuando cambió de proveedores y bajó la calidad de los insumos. O como cuando, por sus artificios, la empresa quedó en manos de Betty. Problemas con las modelos, con el departamento de producción, y más, estresaban a Hugo.

Su solución siempre era que Inés le sirviera una tacita de té de valeriana (o con gotas de verbena). El remedio relajante fue invocado, por ejemplo, cuando Hugo se enteró en una junta que Beatriz fue designada presidente de Ecomoda.

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Inesita se enferma y Hugo Lombardi se compromete a cuidarla

Tras un desfile, Inesita se enferma en los vestidores y se desmaya en los brazos de Hugo. En ese momento, el diseñador baja su guardia y se compromete a cuidarla. Aunque se pasaba la mayor parte del tiempo correteándola por el té de valeriana, contestando el teléfono, tomando medida, sacando los moldes de los patrones para las nuevas colecciones, cuando Inesita sufre este quebranto de salud Hugo finalmente demuestra su gratitud a su colaboradora cuidándola como una madre, o como él llega a decir, como su “marido” sin papeles.

“Usted y yo vamos a ser las mejores amigas”, le prometió Hugo Lombardi a Inesita

Por lo menos unas dos veces renunció Hugo Lombardi a Ecomoda. Hacia el final de la historia, Hugo amenaza con retirarse, luego que diseñara, aunque en protesta, para las secretarias del cuartel de las feas, tal como le pidió Betty en su potestad como presidenta de la compañía.

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A pesar de que la colección para las mujeres de tallas “reales” fue un éxito, Hugo no se identifica con este logro que identifica una nueva era para Ecomoda, lejos de los años dorados cuando él tenía la última palabra en todo. Entonces renuncia.

En su despedida, le promete a su asistente Inesita que siempre serán las mejores amigas por toda la vida, por el cariño que siempre le ha guardado. Finalmente él nunca se va, pero cumple la promesa y en la actualidad, con el mencionado poncho de letras gigantes, demuestra que nunca olvidó a su amiga. (E)