La prueba de que adoramos a los gatos con la misma devoción que en el Antiguo Egipto, cuando eran venerados como dioses, es la creciente popularidad que está gozando el videojuego Stray, sobre un gatito callejero que debe descifrar un antiguo misterio para escapar de una especie de ciberciudad abandonada y encontrar el camino a casa.