Una madre y un padre están desconsolados por la trágica muerte de su hijo policía. En su memoria quieren abrir un camino legal, en Estados Unidos, para ayudar a familiares de servidores policiales a obtener la ciudadanía.

“Osmar siempre fue el niño deseado”, dice, entre lágrimas, Rosa Páez, su madre.

Los familiares lloran su ausencia y se estremecen al escuchar -aseguran- el eco del silbido que anunciaba su llegada a casa y el de las risas, como cuando jugaba con sus hijos

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“Es como si estuviera aquí y me estuviera diciendo que sí se puede”, expresa la afligida madre, tomada de la mano de su esposo, Efrén Rodarte.

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Osmar llegó a Estados Unidos, proveniente de Jalisco, México, cuando tenía 9 años.

Quiso desde joven “proteger y servir” por lo que estuvo en el Ejército de Estados Unidos y, de acuerdo con Andrea Igliozzi, de Univisión, logró ingresar al Departamento de Policía de Marysville (California). Insistió y demostró que sí podía entrar. No se rindió.

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“Mi hijo era un apasionado de su trabajo”

“Él me decía yo sé que puedo estar ahí, para ayudar a mi comunidad”, recuerda la madre.

Era un apasionado de su trabajo. “A mí no me gustaba verlo haciendo otras cosas, porque no veía la pasión”, indica su padre Efrén, quien sabía cómo se entregaba Osmar a sus labores como oficial.

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“Nunca imaginé que se fuera tan rápido”, llora Rosa. Su hijo tenía 27 años. Era buen hijo, esposo y padre.

La tragedia

El 26 de marzo de 2025 la fatalidad se cruzó en el camino de Osmar.

Durante un operativo antidrogas, el oficial Osmar Rodarte resultó herido. No resistió.

Un sospechoso abrió fuego contra los agentes, en medio de la redada que se desarrollaba en Olivehurst, señala

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El padre recibió una llamada en la que le comunicaron la dolorosa noticia. Este hombre dirigía al trabajo. “No sé cómo llegué a casa”, contó.

Rosa seca sus lágrimas. “Me da ansiedad ver el teléfono, saber que no lo voy a ver más”.

Del dolor a una misión

Los padres de Osmar, tomados de la mano, se apoyan, tratan de consolarse.

Contaron a la periodista Andrea Igliozzi que como familia impulsarán una misión en su memoria: “abrir un camino más accesible hacia la ciudadanía para los familiares de inmigrantes que, como Osmar, sirven a esta nación”.

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Desean trabajar, en este propósito, con organizaciones locales para crear una beca, conmemorativa del oficial Rodarte.

Los Rodarte sueñan con alcanzar “una reforma migratoria que honre el sacrificio de Osmar y el de tantos otros”.

“No todos los inmigrantes son los que algunos retratan. Muchos, como Osmar, aman profundamente a este país (EEUU), sirven voluntariamente, se sacrifican y a veces pagan el precio más alto por una nación que eligieron como suya”, manifiesta el papá del oficial asesinado.

Rosa, entre lágrimas, dice que su niño deseado, Osmar, “será mi ángel todo el tiempo”. (I)

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