Muchos de nosotros hemos crecido escuchando la importancia de ser disciplinados. La disciplina está asociada a la responsabilidad, la puntualidad y el compromiso, entre otros rasgos, sin embargo, cuando se exceden sus límites caemos en el campo de la obsesión.

De esta manera lo resumen Ricardo Herrerías, licenciado en Psicología egresado de la Universidad Iberoamericana de México con maestría en psicoanálisis durante su participación en el podcast ‘Querida Valeria’ conducido por @carlacardona: “La disciplina tiene flexibilidad, la obsesión no”.

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“Una persona disciplinada puede decir: hoy me siento mal y hoy no voy a ir porque creo que necesito el descanso y escucho mis señales corporales, hoy no me siento al cien por ciento”, señala el también especialista en trastornos de la conducta alimentaria.

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Disciplina versus obsesión

“La verdadera disciplina, la disciplina sana es flexible”, insiste.

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Pero “la obsesión no perdona y atormenta, esas son las diferencias”.

Un ejemplo es “no vas un día al gimnasio porque te enfermaste o tenías una reunión de trabajo importante, y empieza la ansiedad y las preguntas como ¿Qué tal si pierdo los músculos?, entonces en tu mente saltan ideas como ‘pero mañana voy a hacer más ejercicios’”, ilustra.

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Frente a ello, “está allí el ratoncito duro y dale, duro y dale generando culpa, generando vergüenza”. (I)

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