En Tierra Santa, los dignatarios religiosos prodigan sus consejos para frenar la expansión del coronovirus, como evitar aceptar la hostia directamente en la boca, visitar lugares públicos o, incluso, beber cerveza "Corona" implorando a Dios.

Desde hace unos días, rabinos israelíes, imanes palestinos y líderes cristianos intentan servirse de su influencia sobre los creyentes para que respeten las consignas de prevención dictadas por las autoridades, además de promulgar otras de cosecha propia.

Algunos rabinos instaron a los judíos a escribir una fórmula en un pergamino que podrían utilizar como amuleto y otros les recomendaron que dejen de besar la mezuzá -un pequeño estuche que se coloca en las puertas de las casas y que se toca o se besa al entrar en la vivienda-, una tradición bastante arraigada en Israel, donde se han registrado 39 casos de coronavirus hasta la fecha.

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Un rabino repartió cerveza de la marca "Corona" entre sus fieles y les instó a beberla pidiéndole a Dios que ponga fin a la epidemia pues, "cuando rezamos y tomamos una bebida alcohólica, las oraciones tienen más fuerza", afirma en un video publicado en redes sociales.

La cuarentena que, según el Ministerio de Salud, se impuso a decenas de miles de israelíes ha planteado numerosas dudas a los judíos ortodoxos, que deben rezar en compañía de al menos 10 hombres en la sinagoga, sobre todo durante la fiesta del Purim, que empieza el lunes.

En este contexto, algunos rabinos autorizaron a sus fieles a escuchar la radio, algo excepcional.

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"Llegada del Mesías"

También hay rabinos que intentan justificar el brote de la epidemia con razones teológicas, argumentando que el virus era "la consecuencia de que los no judíos coman cualquier cosa", según unos videos difundidos por internet.

Para el rabino ultraortodoxo Ron Chaya, la epidemia es una señal de "la llegada del Mesías", según afirma en un video visionado más de 50.000 veces.

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Con todo, el rabino Shlomo Aviner quiso recalcar que el mejor medio para protegerse contra la enfermedad es "ir a ver al médico".

En la misma línea, el gran rabino de Israel David Lau afirmó que "seguir las directrices del Ministerio de Salud" es "una obligación religiosa".

"Un pecado"

En Belén, en Cisjordania ocupada, todas las mezquitas e iglesias fueron cerradas después de que 20 personas contrajeran el coronavirus, las únicas infectadas en el lado palestino.

El jueves, las autoridades palestinas decretaron el estado de emergencia sanitaria por 30 días y prohibieron las visitas de turistas a Cisjordania durante dos semanas, además de ordenar el cierre de la basílica de la Natividad, en Belén.

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Se instó a los cristianos a rezar en grupos de 15 personas como máximo y a recibir la hostia en la mano, y no en la boca. En otras partes del mundo se promovieron consignas similares.

Siguiendo el ejemplo del papa, que el domingo habló en directo por televisión en Roma, el patriarcado latino de Jerusalén pidió a los sacerdotes que graben su misa y la difundan por las redes sociales, para que los feligreses no tengan que ir a la iglesia.

En Jerusalén, la Explanada de las Mezquitas y el interior de la mezquita de Al Aqsa fueron desinfectadas.

La salud es "más importante que la práctica religiosa", afirmó el muftí de Jerusalén, Mohamad Husein, en la radio, agregando que "protegerse es una de las bases del islam".

"La religión musulmana nos obliga a la limpieza. Si un musulmán transmite un virus, consideramos que ha pecado", indicó por su parte jeque Majed Saqer, un responsable del Ministerio palestino de Asuntos Religiosos. (I)