El glorioso himno que evoca la gesta patriótica de libertad durante la madrugada del 9 de octubre de 1820 fue escrito por el prócer guayaquileño José Joaquín de Olmedo, figura clave de la independencia de Guayaquil, suceso que fue el punto de partida del proceso de libertad de todo lo que hoy es Ecuador.

Olmedo se encargó de escribir este poema en 1821, pero no fue sino hasta 1861 cuando la artista, compositora y educadora guayaquileña Ana Villamil Icaza -quien fuera nieta del prócer de la independencia José de Villamil-, musicalizó la obra al 9 de Octubre.

Este tema se popularizó muy rápido y era entonado por todos los guayaquileños. Por ello, la Municipalidad de Guayaquil, mediante ordenanza del 8 de julio de 1898, resolvió reconocerla oficialmente como el Himno al 9 de Octubre, destaca la Enciclopedia del Ecuador de Efrén Avilés Pino.

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Ana Villamil murió a los 64 años de edad, el 28 de octubre de 1916, en su casa situada en las calles 10 de Agosto y Chimborazo. La vivienda hoy es patrimonio histórico de la ciudad y frente a esta, en una de las veredas del Parque Seminario, se instaló en 2016 una estatua de la compositora que emite el himno porteño a determinadas horas del día. (I)

Coro
Saludemos gozosos
En armoniosos cánticos
Esta aurora gloriosa
que anuncia libertad
¡
Libertad, libertad!
I
¿Veis esa luz amable
que raya en el oriente,
cada vez más luciente
en gracia celestial?
Esa es la aurora plácida
¡que anuncia libertad!
Esa es la aurora plácida
¡que anuncia libertad!

II
Nosotros guardaremos
con ardor indecible
tu fuego inextinguible
¡oh santa Libertad!
Como vestales vírgenes
que sirven a tu altar,
como vestales vírgenes
que sirven a tu altar

III
Haz que en el suelo que amas
florezcan en todas partes
el culto de las artes
y el honor nacional.
Y da con mano pródiga
los bienes de la paz,
y da con mano pródiga
los bienes de la paz.

Letra: José Joaquín de Olmedo
Música: Ana Villamil Icaza