Luis Tenesaca aguardaba sentado en una mesa instalada afuera del bar Betania Friends para recibir a los clientes que podían llegar al negocio, al culminar la tarde de este lunes 15. El flujo de peatones en la calle Rocafuerte era escaso, siendo las 18:00.

Apenas ese negocio y la discoteca Praga, ubicada en la acera frontal, estaban abiertos sin clientes.

Esa tónica se ha mantenido en los recientes días. El trajín de la noche ha sufrido una pausa en los centros nocturnos, bares y discotecas a partir del martes anterior, en que se dieron incidentes en las calles de Guayaquil y las posteriores medidas adoptadas por el Ejecutivo, como estado de excepción durante 60 días, que incluye toque de queda (de 23:00 a 05:00), además de la declaratoria de conflicto interno armado.

Publicidad

Tenesaca, administrador de Betania Friends, contó que a partir del jueves anterior, cuando se dio la reapertura del local, han tenido una reducción del 90 % en la afluencia de usuarios, además de la postergación y cancelación de al menos diez reservas de cumpleaños y reuniones que ya tenían para estos días.

Por ahora, las actividades de festivales de vallenatos, salsa y otras actividades organizadas en el bar han quedado aplazadas.

“Algunos han pedido devoluciones de dinero. La inseguridad y el toque de queda nos ha afectado bastante. Que todo esto pase y el toque de queda con medida. Que pase el tiempo para ver qué pasa. El toque de queda frena que la gente salga también”, explicó el colaborador.

Publicidad

Durante estas semanas, en paralelo, en este negocio decidieron suspender la operación de trabajadores, como discjockeys, meseros, bartenders y personal de limpieza. Ahora solo laboran dos de las seis personas que regularmente están prestando servicios a la clientela.

“Igual vamos a esperar que pase todo esto, porque igual esto (mitigar la delincuencia) nos ayuda para que no haya tanta inseguridad en la calle. Puede ser positivo con el tiempo”, apuntó el administrador.

Publicidad

El estrés de la crisis interna golpea la salud de hipertensos y diabéticos en Guayaquil

En el mes siguiente dijo que esperan una revisión del toque de queda, con flexibilización del horario, para poder cubrir gastos de productos y pago de personal. “A la final que nos ponga un poco más de horario, como en la pandemia, que teníamos de 01:00 en adelante; iban subiendo hasta que se eliminó el toque de queda”, expuso.

Escasa presencia de visitantes en la escalinata del cerro Santa Ana. Foto: José Beltrán

En otra zona de alto movimiento nocturno del centro, en la calle Córdova, en el local La Culata, donde también se suelen concentrar ciudadanos para compartir bebidas y comida hasta la medianoche, se viven días distintos con poca presencia de clientes.

Allí, el lunes anterior, once mesas estaban vacías y apenas una tenía clientes mientras en la calle una camioneta de la empresa pública municipal Segura EP permanecía estacionada para dar resguardo en la zona.

Hasta inicios de la semana anterior, este negocio tenía una recuperación del 50 % al 60 % frente a los problemas que ya se arrastraban por otros hechos de inseguridad que sufre la urbe; sin embargo, del martes 9 en adelante cayó drásticamente la operación hasta menos del 5 %, indicó Freddy Girón, administrador de La Culata.

Publicidad

Por ahora, en ese negocio se mantienen operativos con su personal, que en su mayoría forma parte de un mismo grupo familiar, para tratar de sumar pequeños ingresos que sirvan para cubrir gastos básicos de operación.

“Abrimos porque tenemos familia. Estamos cubriendo las necesidades de la casa con lo poco que hay, y la necesidad nos obliga a poner el pecho, la cara, lo que se pueda decir de las personas que tenemos la necesidad a arriesgarnos a esta situación y continuar, porque ¿qué hacemos en la casa? No tenemos otra fuente”, indicó el administrador.

A su vez, en estos días el horario se ajusta al toque de queda, por lo que se redujo la atención de 14:00 a 22:00 para retornar a sus hogares y evitar problemas con los controles policiales y militares que se despliegan en las calles de Guayaquil.

En caso de eliminación del toque de queda, al igual que Tenesaca, Girón expuso que será importante que se mantenga el despliegue de efectivos policiales y militares para dar esa percepción de seguridad en las calles a fin de que la gente se decida a salir de su hogar y acuda a los locales de diversión nocturna.

Al considerar las medidas futuras, Girón agregó que el Gobierno debe tener en cuenta que en medio de las medidas de toque de queda también están en juego y en riesgo decenas de plazas por la operación de bares, discotecas y centros nocturnos de Guayaquil y otras urbes.

“Lo principal que queremos es la seguridad. (Los operativos) van a dar resultados, sino ¿cuál es el otro sacrificio que venimos haciendo? Esperemos que con esto se neutralice (la situación)”, refirió.

En la escalinata del cerro Santa Ana también el lunes anterior el ambiente de fiesta y algarabía por el paseo de turistas había cambiado por el silencio y escasa circulación de visitantes. Algunos trabajadores de negocios esperaban ansiosos en los escalones la llegada de clientes.

Con detectores metálicos se revisan maletas y bolsos en el Malecón Simón Bolívar

En el corredor principal se encontraba el dueño de La Taberna, Manuel Vélez. Ese bajo flujo de visitantes —dijo este emprendedor— se mantuvo el fin de semana anterior.

En ese día de inicio de semana, La Taberna y otros dos del primer tramo de escalones se mantenían abiertos mientras una docena más estaban cerrados. Vélez estimó que en la zona turística ha bajado en un 80 % la concurrencia de clientes.

Vélez espera que los controles y operativos puedan estabilizar la situación de la seguridad para que las medidas extremas, como el toque de queda, puedan flexibilizarse hasta el venidero feriado de carnaval.

Esos días de asueto, según él, podrían ser una oportunidad para que salga la gente a los lugares de esparcimiento. Para ello, dijo que el horario de toque de queda puede disminuirse conforme mejoren las condiciones de seguridad.

“Hay mucha gente que se come la camisa. Esto tiene que cambiar de a poquito, pero rápido, para que el comercio pueda reactivarse. Esperamos que se vaya la cosa normalizando, el movimiento comercial se vaya agilitando. Entendemos que hay un temor, que nadie quiere exponerse, y lo básico es la salud y comida, y la diversión es lo último”, comentó Vélez, quien en estos días mantiene la atención para cubrir gastos básicos.

Así como Tenesaca y Girón, Vélez dijo que esperan que con el paso de los días mejore la seguridad para que la gente vuelva a salir en las noches. En esa zona turística y aledañas, como Puerto Santa Ana, apuntó que deben seguir las rondas policiales a pie y en carro, además de las requisas a ciudadanos.

“Tenemos fe de que esto va a cambiar. Me da gusto ver a la gente que apoye. Ya pasará; después de la tormenta vendrá la calma. Ya lo vivimos con el COVID-19, que estuvimos encerrados. Esto tiene que ir paulatinamente cambiando, teniendo un cambio y que la gente tenga confianza”, expresó él. (I)