Durante uno de los días de mayor lluvia de marzo de este año, el agua alcanzó casi los 40 centímetros de altura en la casa de Zobeida Pérez. El aguacero anegó parte de la calle 44 en donde está su vivienda, en el suburbio de Guayaquil.
No solo la casa de Pérez se llenó de agua, sino también las de sus vecinos que viven a orillas del estero Salado. En esta zona es frecuente que durante la marea alta y las precipitaciones fuertes el agua sobrepase los muros que están ubicados en el borde del estero e ingrese a las viviendas.
La precipitación e inundación de marzo, que no fue la primera que ha vivido en los últimos 25 años, la obligó a levantar el piso de su vivienda al menos 50 centímetros por encima de la calle. Asimismo, sus vecinos han optado por colocar tablas o muros en los portales para evitar que el agua afecte sus enseres.
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Esta situación se replica en otras intersecciones dentro del suburbio, pero sobre todo en Vacas Galindo y la 44. En ese sector, por ejemplo, el agua se empoza y demora en bajar, lo que deriva en la proliferación de mosquitos por los criaderos que se forman.
Cristina Enríquez, moradora del sector, afirmó que el ingreso de agua a las viviendas no es un hecho nuevo. Cada tres meses, durante la época lluviosa, el barrio se llena de agua en horas de la noche por el aumento de la marea, pero con las lluvias la situación se complica más.
Por ello, ante el anuncio de la inminente llegada del fenómeno de El Niño al país, los moradores del suburbio solicitan que se incrementen las limpiezas de ductos y del propio estero, también que se considere capacitar a los vecinos sobre cómo clasificar la basura y cómo ayudar en la recolección de desechos del estero.
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“Yo creo que si vienen a hacer limpiezas de las alcantarillas, ductos y retiran la basura que a veces resurge desde el estero se puede evitar que haya inundaciones”, dijo Enríquez.
En el suburbio, el Municipio colocó en diferentes puntos la señalética que anuncia el riesgo de inundación. En la calle Rafael García Goyena y av. 39 se colocó uno de los letreros, asimismo en la calle 44 y 24 de Mayo, frente a la Unidad Educativa Ingapirca.
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Para Carlos Loayza, quien vive cerca de la institución educativa en donde se colocó el letrero, es necesario que se realicen capacitaciones a moradores e incluso a los estudiantes sobre cómo eliminar criaderos en reservorios de agua.
“Hay muchas personas que acostumbran tener tanques de agua o cuando llueve se llenan ollas o baldes que tienen en los patios. Allí deben venir a capacitar para que eso no afecte a la gran cantidad de niños que viven aquí”, expresó el morador.
Entre los pedidos de los moradores está, además, que haya jornadas de capacitación para eliminar criaderos, la construcción de muros de contención en la orilla del estero.
“Yo creo que se puede hacer algo para que esa agua no entre a las viviendas y dañe las cosas que hemos comprado con tanto esfuerzo”, sostuvo Carla Peláez. (I)
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