Estaba realizando su actividad de conductor, pero cada vez le costaba más. Sentía el cuerpo “pesado”, “desgano”, y malestar. Acudió al médico de su trabajo y le diagnosticó dengue clásico. Pasaron dos días y empezó el dolor de cabeza, escalofríos y acudió a un centro de atención del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), en el norte, donde coincidieron con el diagnóstico inicial y le dieron reposo por siete días.