Decenas de negocios en varios puntos de Guayaquil se han reactivado después de que la ciudad pasara a fase 1 en el control de la pandemia del COVID-19, pero no todos los establecimientos han tenido la misma suerte de reactivación.

Un ejemplo es el Mercado de Artículos Varios, conocido como de las Cuatro Manzanas, ubicado en el cuadrante de las calles Huancavilca, 6 de Marzo, Pío Montúfar y Franco Dávila.

Según el municipio, que administra el mercado, este tiene 1.581 puestos. Están asignados 1.478 y disponibles 113, lo que significa que casi el 8% está vacío.

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Eso porque cientos de locales dentro del mercado se han visto afectados por las bajas ventas que tienen, ya que aunque hay clientes que llegan en gran número, pocos lo hacen para comprar los productos que se ofrecen, dicen los vendedores.

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“Está pésima la venta, poca gente viene a comprar, solo atiendo de dos a siete clientes (por día)”, manifiesta Manuel Guamán, comerciante de artículos de ferretería.

Guamán lleva 20 años en el mercado y nunca se ha visto afectado tanto desde que empezó la pandemia; mientras tanto, pasa todo el día sentado en su silla llamando a personas que pasan alrededor de su negocio para que se acerquen a comprar.

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Asimismo, Karina Intriago ha tenido que innovar su negocio de implementos de cocina y pasar a vender zapatos para tener ingresos. Pero actualmente los usuarios no le hacen el gasto y eso afecta a su negocio.

Gustavo Zúñiga, director de Aseo Cantonal y Servicios Especiales del municipio, da cuenta de que el valor de la tasa de uso de suelo en promedio de cada puesto es de $18 al mes. “No se trata de una cantidad elevada, sin embargo se han creado mecanismos para abordar cada caso. En esa línea los comerciantes que justifiquen problemas económicos son tomados en consideración para establecer convenios de pago.

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El mercado de las Cuatro Manzanas es conocido porque la oferta varía en función de las épocas.

En el inicio de clases se mueve el negocio de venta de uniformes; en julio se viste de colores celeste y blanco de Guayaquil con la venta de trajes, banderas y adornos para las fiestas julianas; en septiembre hay ropa para el frío y en octubre vuelven los artículos para las fiestas de la Perla del Pacífico. El año se cierra con la venta de artículos navideños y ropa para fin de año.

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Este sitio también tiene secciones fijas como las de ferreterías, de reparación de calzado, de televisores, de licuadoras; hay sectores de comida, de muebles, de ropa de todo tipo, de artesanías, es decir, de todo.

La mayoría de los comerciantes tienen años y otros pocos que son nuevos en el mercado, en conjunto han tenido que realizar promociones por las fiestas julianas para que el comprador se sienta atraído y así seducirlo para que adquiera sus artículos.

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“He tenido que realizar promos por las fiestas julianas para que el cliente me compre más”, indica Gina Severino, vendedora de artículos de cocina.

Ella enseña sus promociones como una cantina, que está a $ 85 y por este mes la ofrece a $ 55; hornilla eléctrica que cuesta $ 16, a $ 13; y tazones de plástico, de $ 18 a $ 11.

Adrián Bustamante, comerciante de ropa de hombre, también tiene ofertas por las fiestas puesto que en algunas ocasiones no vende nada. “Si mi cliente compra una camisa manga larga que cuesta $ 12 se la dejo a $ 10; y si adquiere la camisa y paga el valor real se le regala una guayabera por las fiestas julianas”, comenta.

En los exteriores de estos establecimientos se siente el ambiente de las fiestas julianas en vista de que se observan muñecos de Juan Pueblo vestidos con ropa que ofertan los comerciantes y pequeñas banderas de Guayaquil pegadas en sus locales.

Algunos vendedores se sienten con esperanzas de que los habitantes de diferentes sectores vayan a sus lugares a que les pidan confecciones de vestidos y trajes alusivos a las fiestas de Guayaquil.

Mediante el personaje Juan Pueblo exhibe sus pantalones y guayaberas. Rully Carillo, diseñador de ropa de tela, que la confecciona junto a su esposa, dice: “Espero que alguna entidad me llame o venga a mi sitio a que le confeccione trajes alusivos a las fiestas porque las ventas están pésimas”.

“He diseñado gorritos de Juan Pueblo para que la gente que viene a comprar los vestidos o cualquier prenda se lleve uno”, dice Mayra Jarrín, comerciante de ropa.

El cabildo señala que el cierre de las escuelas afectó a un gran porcentaje de los comerciantes, pero señala que al abrir nuevamente las clases de manera semipresencial, la situación irá mejorando.

Uno de los motivos que estos comerciantes consideran que influyó en sus ventas, aparte de la pandemia, es la proliferación de personas que no son conocidas en el sector y que venden en los alrededores del mercado los mismos productos que ellos a un precio distinto, y la gente se siente atraída a comprarlos.

“Esos vendedores informales se llevan a la clientela con sus productos, que las personas no saben de dónde los sacarán”, exclama Teresa Aguaisa.

“Sería bueno que vinieran los metropolitanos a los alrededores del mercado para que desalojen a estas personas que venden de manera informal”, expresa Jorge Aguaisa, vendedor de zapatos.

Zúñiga responde que continuamente se realizan operativos en la parte exterior del mercado con el Cuerpo de Control de Agentes Metropolitanos y personal de la Dirección de Mercados. Además, se pide a clientes y comerciantes el uso de la mascarilla y la permanente desinfección de manos.

Destaca que hay estrategias macro para apoyar a todos los comerciantes de Guayaquil. En el caso de este mercado, actualmente se ha reforzado la seguridad en el sector en la parte interior y exterior con el objetivo de que los potenciales compradores se sientan seguros y visiten el lugar. También se realizan trabajos de mantenimiento y pintura en la fachada del mercado. (I)