Su guardia había terminado. Se dirigía a la salida de la maternidad Enrique Sotomayor cuando una enfermera corrió hacia él para pedir su ayuda. Una embarazada había fallecido al llegar. Y sin dudarlo, recuerda, revisó a la mujer, mientras un colega escuchaba con un estetoscopio si aún latía el corazón del bebé. El sonido era débil. No podían esperar más. Ahí, en medio del pasillo, tomó el bisturí y sacó al bebé.