Pablo Erráez levantó temprano a su familia para movilizarse desde el sector de Los Geranios hasta el centro de Guayaquil.

El guayaquileño se enteró por allegados que este domingo, 21 de julio, se realizaba en las calles Luque y José Mascote una actividad en la que el protagonista era el encebollado, platillo preferido desde su infancia.

“Vinimos con la familia, con los hijos a comer encebollado como buenos guayaquileños. A mi me enseñaron a comer encebollado los domingos desde pequeño, a mis hijos les he enseñado lo mismo y espero que ellos, asimismo, le enseñen a sus hijos”, dijo Erráez.

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Así como él, cientos de personas llegaron desde las 10:00 de este domingo hasta El Pez Volador. Ese local fue el escenario de celebración del Día del Encebollado, organizado por el Comité de Moradores del Barrio Patrimonial del Salado.

La Banda Municipal amenizó el evento que se desarrolló en las calles José Mascote y Luque. Foto: José Beltrán

Gustavo Rivadeneira, líder de la comitiva, dijo que en este año, al igual que en otros años, se ha puesto como protagonista a la sopa típica de la ciudad. “Reactivar el turismo y el comercio en el sector que después de la pandemia ha tenido altos y bajos. No hay mejor forma de celebrar a Guayaquil que con el plato que caracteriza al guayaquileño”, señaló.

Para la elaboración de los platos, Angélica Cujilán, propietaria de El Pez Volador, contó que adquirió tres quintales de pescado, dos quintales de yuca y cebolla, una caja de tomates, además de cilantro y limón.

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Este domingo tenía previsto vender 1.000 platos, algunos con ingredientes adicionales como el camarón.

“Contentos y llenos de energía siempre para festejar a Guayaquil y con el encebollado, que no podía y no puede faltar en las fiestas de la ciudad y en ningún momento del año”, manifestó Cujilán.

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El Pez Volador, que ganó la estrella de oro en 2014 en la feria gastronómica Raíces, nació hace 40 años y es reconocido por los comensales guayaquileños.

Angélica Cujilán, propietaria de El Pez Volador y Gustavo Rivadeneira, líder de comitiva del Barrio del Salado. Foto: José Beltrán

“No hay nada mejor que un buen encebollado en compañía de la familia. No hay nada más bonito que comer un buen encebollado y recordar que uno es guayaco, que es un guayaquileño de cepa”, manifestó uno de los asistentes al festejo del Día del Encebollado.

Al mediodía de este domingo, la Banda Municipal amenizó el evento. En la esquina de las calles Luque y José Mascote se ubicaron la veintena de músicos que entonaron diferentes melodías.

Personal policial y de la Agencia de Tránsito y Movilidad (ATM) estuvieron presentes en ese sector, a pocos metros de la piscina olímpica, durante el desarrollo de las actividades para homenajear a Guayaquil. (I)

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