El autor catalán Jordi Vallejo, quien fundamentalmente es guionista de cine y televisión, debutó en el 2016 con la obra El Test catapultándolo como dramaturgo al mundo de las tablas. Esta pieza que tuvo un importante éxito en España y varios espacios en Latinoamérica, ganadora de varios premios, llega a nuestro país para abrir la octava temporada del Teatro Sánchez Aguilar.

Una joya de pieza teatral a propósito de los 30 años de celebración de la Fundación que también lleva por nombre Sánchez Aguilar, que simultáneamente nos permite ser testigos una vez más del magnífico potencial extranjero que llega a nuestra localidad, en materia dramatúrgica y artística en general.

Enhorabuena que algo así sucede para preguntarnos nuevamente ¿por qué en el país no hay autores que produzcan buena dramaturgia, creativa, comprensible, con potencial trascendente, etc., y que convoque a los públicos al convivio teatral y gane premios? Para dar con esta respuesta el dedo acusador apunta al sistema educativo y profesional.

Publicidad

El teatro es pensado como “extracurricular”, como hobby, no como algo serio, ni como profesión. Esta visión debe llegar pronto a su fin, ya que el teatro no va a desaparecer y es tan necesario para el ser humano como las matemáticas o las ciencias. ¿Por qué? Es algo que usted, lectora y lector, deben descubrir consumiéndolo.

El test nos permite esta reflexión desde un dilema muy sencillo “¿Qué prefiere: cien mil dólares ahora o un millón dentro de diez años?”, conflicto que desata otros conflictos en seguidilla y que nos mueve un rato la azotea.

La obra se desarrolla en una escenografía de alta calidad (a cargo de Álex Fonseca), que da lugar al lujoso departamento de Toni (Santiago Carpio), quien aparece en escena junto a Paula (Érika Vélez) y Héctor (El chino Moreira), ellos son una pareja que se encuentra pasando por un mal momento y su amigo millonario, Toni, les ofrece elegir entre cien mil ahora y un millón en diez años. Luego Berta (Verónica Pinzón), una psicóloga prestigiosa y creída, irrumpe para plantearnos algunos de esos problemas que habitualmente nos afectan a las personas ¡Y vaya que nos dejan pensando!

Publicidad

Como ven, es un reparto de actores de peso, sin embargo, la dirección a cargo del director español con gran trayectoria Santiago Sueiras, cojea un tanto, aunque la adaptación sí fue la correcta.

El maestro Sueiras es un amante del naturalismo, pero da la impresión de que no siente la misma pasión por exigir la descomposición que el actor requiere para llevar a cabo el personaje que a gritos demanda el relato. Falta trabajo psicológico, aun si se trata de una comedia.

Publicidad

Nos deja de deuda que los actores se ensucien un poco con el desecho humano, se despeinen, se contaminen. Si van a darse de golpes, pues que se golpeen; si el personaje va a fumar, ¡que lo haga! Los actores de alto nivel están ahí y cuenta como pecado no explotar sus capacidades.

Este vacío invita a pensar que la intención del actor se queda flotando para “lucir bello” ante un espectador refinado, dejando a la obra con apariencia superficial. En una pieza teatral de alto componente humano, no ahondar en la psicología del actor, que determina la acción, hace que la tensión del espectador rompa con la ilusión.

El actor ha prestado su cuerpo y su mente… pero se requiere lo que necesita el personaje y no estamos hablando de un recurso cualquiera.

El Test estará presentándose hasta el día de hoy en el TSA. No espere diez años para verla. ¡Hasta la próxima amigos! (O)

Publicidad