El tiempo suele pasar más lento cuando nos encontramos en silencio y más aún cuando estamos solos. En medio de este aislamiento, como es común, buscamos espacios de interacción que nos ayuden a distraer y hacer que ese reloj se mueva como antes.
Twitter se convierte en el gran aliado para los que no pueden callar. Allí nos peleamos y lanzamos opiniones solo porque la app nos da la opción. Otros entramos a Facebook a recomendar, a pedir, a compartir, a rezar o a lanzar la queja del día contra todo lo que sentimos.