El 30 de abril anterior se cumplieron 45 años del final de la guerra de Vietnam y de la reunificación entre la zona sur de ese país asiático, capitalista y apoyado por Estados Unidos, y el norte, comunista, respaldado por China y la entonces Unión Soviética, lo cual significó el fin de 20 años de lucha en los que murieron un millón de vietnamitas y 58.000 soldados estadounidenses, según reporta el portal france24.com.

A pesar de que inicialmente el Vietcong (Frente Nacional de Liberación de Vietnam, del norte) había perdido la batalla y a 40.000 de sus hombres, las intensas protestas en Estados Unidos contra la crudeza de la guerra de Vietnam –en las cuales los denominados hippies fueron un ícono del movimiento pacifista– ejercieron tal presión sobre Washington que el gobierno de Richard Nixon (1969-1974) no tuvo más remedio que ir retirando poco a poco sus tropas, lo que benefició a su vez el avance del norte y finalmente su victoria.

El horror provocado por ese sangriento conflicto bélico fue el escenario de una labor humanitaria poco conocida protagonizada por un barco hospital de bandera alemana que había llegado hasta las costas de Vietnam para atender a los heridos de ambos bandos.

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Gustavo González Cabal, agroempresario de Canoa y aficionado a la historia, comenta que el buque se llamaba Helgoland, tomando su nombre del acorazado SMS Helgoland de la Marina imperial alemana que combatió en la Primera Guerra Mundial. “Fue una participación humanitaria de Alemania en la guerra de Vietnam: transformaron un buque de pasajeros en un barco hospital con varios quirófanos y sus correspondientes médicos y enfermeras. Acogían a todos los necesitados de atención médica sin preguntar a cuál bando de la contienda servían, pudiendo ser probable que en una misma sala yacieran heridos los mismos enemigos, quienes habrían intentado hacerse daño horas antes”.

El personal médico atendió de manera especial a los niños afectados por la guerra. Foto: Archivo.

Solicitud de EE. UU.

¿Cómo nació esa operación? El portal alemán de noticias DW Akademie (www.dw.com) explica que en diciembre de 1965 el presidente estadounidense Lyndon B. Johnson (1963-1969) había exigido la participación de Alemania en la guerra de Vietnam con el envío de miles de soldados para apoyar a las tropas norteamericanas en el país asiático. Pero Alemania se negó a obedecer el pedido de su aliado y, en lugar de ello, envió a Vietnam un barco hospital con una firme misión humanitaria.

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Las autoridades alemanas ordenaron convertir una nave de pasajeros, de 100 metros de eslora, en un hospital flotante, lo cual fue conseguido en solo seis meses para dotar a esa embarcación de 50 camas, 3 salas de operaciones y 4 laboratorios.

El personal de la Cruz Roja de Alemania a bordo de la nave estuvo compuesto por 8 médicos y 30 enfermeras, mayormente jóvenes, que junto con una tripulación de otras 90 personas residieron durante meses en ese espacio para atender sin pausa las 24 horas del día a todo el que necesitara ayuda, generando una de las acciones humanitarias más relevantes emprendidas por Alemania hasta esa fecha.

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Los heridos de los bandos enemigos yacían en camas vecinas. Por ello, el Helgoland no ha caído en el olvido en Vietnam”.

DW Akademie agrega que desde 1966 hasta finales de 1971, el Helgoland cumplió su misión neutral en Vietnam: proporcionar atención médica a la población y a todo aquel que acudiera desarmado y se presentara como civil. Esto llevó a que miembros del Vietcong fueran tratados en las mismas salas de curación que los soldados del ejército de Vietnam del Sur. “Los heridos de los bandos enemigos yacían en camas vecinas. Por ello, el Helgoland no ha caído en el olvido en Vietnam”, refiere esa fuente sobre el denominado “barco blanco de la esperanza”.

La nave acoderó primero en la zona de Saigón, ciudad administrada por el bando estadounidense, pero un año después se trasladó a Danang, urbe que solo contaba con 500 camas hospitalarias y se ubicada en medio del intenso conflicto bélico, donde cada día había soldados y pobladores civiles (muchos niños) seriamente heridos por proyectiles, bombardeos y minas terrestres.

La nave opera actualmente bajo el nombre de Galapagos Legend. Foto: Cortesía.

Con el turismo en Galápagos

La misión del Helgoland, marcada por neutralidad en el conflicto, terminó el 31 de diciembre de 1971 registrando un total de 12.000 tratamientos hospitalarios, 11.000 operaciones quirúrgicas y 200.000 pacientes ambulatorios. El equipamiento médico se trasladó a tres hospitales y a un centro para leprosos en Vietnam. “El barco alemán desapareció de Vietnam cuando aún no había terminado la guerra”, según DW.

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Gustavo González es uno de los pocos ecuatorianos que conocían esta historia, por lo que decidió realizar un seguimiento al barco Helgoland. “Junto con mi hermano Nicolás encontramos que, terminado su servicio en Vietnam, fue comprado por unos empresarios que le dieron el nombre de Estrella del Báltico y finalmente lo ubicamos en Galápagos con el nombre de Galapagos Legend… Al final, como diría Cristóbal Colón, “el mar dará a cada hombre una nueva esperanza, como el dormir, le da sueños”. Este buque fue la esperanza de vida para miles de personas, hoy celebra también la vida surcando los mares del sur en nuestro archipiélago. Debe ser un barco con muy buena vibra, espero poderlo conocer y navegar en él”.

Después de investigar descubrimos que el equipo eléctrico era para cambiar la polaridad del barco, ya que en caso de que hubiese minas explosivas imantadas, en vez de que se pegaran al casco y explotaran".

La embarcación pertenece actualmente a la operadora Go Galapagos by Kleintours, empresa que indica que en el 2001 la nave atravesó por un extensivo proceso de renovación. Sobre esos trabajos agrega: “Se encontró un tablero eléctrico muy grande que no sabíamos para qué se utilizaba. Igualmente hallamos kilómetros de cableado eléctrico que recorría alrededor del casco. Después de investigar descubrimos que el equipo eléctrico era para cambiar la polaridad del barco, ya que en caso de que hubiese minas explosivas imantadas, en vez de que se pegaran al casco y explotaran, este las repelía. Fueron toneladas de cable que se retiraron de la embarcación”.

La presencia de turistas procedentes de Alemania les enseñó que en ese país gran parte de la población conoce la historia del Helgoland, el cual, añaden, mantiene una mística y una energía muy positiva. “Muchos pueden sentir que tiene un espíritu, una personalidad noble y enérgica”, concluye Go Galapagos. “Cumplió la difícil tarea de asistir en momentos violentos y ahora se dedica a brindar felicidad, inspiración y conexión con la naturaleza”. (I)