Un periódico que busque cumplir con propósitos nobles puede ser comparado con el Sol que, muy temprano cada mañana, llega para brindar su luz y calor al mundo. “El periódico no es…, como a simple vista parece, un mero portador de noticias y un simple vehículo de anuncios, comentarios y frivolidades con las que suele salpicarse sus páginas, y que se asoma por la mañana y desaparece por la tarde, para verificar igual operación al otro día y repetirla en la sucesión indefinida de los días y los años. Pudiera decirse que como el Sol, el periódico sale y se pone, y que, como aquella fuente infinita de luz, calor y vida, el periódico es tan útil como debiera ser eterno, porque es el resorte maravilloso del dinamismo material y espiritual de los pueblos…”.

Ismael Pérez Pazmiño, fundador de EL UNIVERSO, escribió esas líneas para referirse a este matutino que está próximo a cumplir cien años de circular cada día, de manera ininterrumpida, esforzándose por ser una luz que acompañe a los ecuatorianos.

Pudiera decirse que como el Sol, el periódico sale y se pone, y que, como aquella fuente infinita de luz, calor y vida, el periódico es tan útil como debiera ser eterno". Ismael Pérez Pazniño (1876-1944)

De Machala a Guayaquil

Ismael Pérez Pazmiño nació dentro de una familia pudiente de Machala (El Oro). Puede decirse que inició su carrera periodística a la edad de 12 años como parte de sus juegos infantiles en El Martillo y El Rifle, “mis primeros periodiquillos garrapateados”.

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El escritor guayaquileño Ignacio Carvallo Castillo registró que, huérfano de padre a los 17 años de edad, Ismael abandonó el colegio y tuvo que abrirse paso en el mundo laboral en actividades como dependiente de abacería y maestro de escuela, llegando con los años a ubicarse como amanuense, secretario de la Gobernación, comisario, concejal y secretario de Intendencia.

A los 24 años, el sexto de los hijos de José Pérez Santander y María Pazmiño Gómez vivía una difícil situación económica y con un porvenir incierto. Confesó que la lectura del libro El carácter, de Samuel Smiles, lo ayudó en esos tiempos a encender su espíritu crítico para llevarlo por un liberalismo laico que comenzó a expresarse en julio de 1900 con sus primeros escritos en el semanario El Orense, de Machala, para luego colaborar en El Centinela de El Oro.

En 1902 fundó y dirigió su propio periódico, La Idea Libre, y en 1905 dirigió El Machaleño, junto con Podalirio Murgueytio, para lo cual ya había decidido abandonar sus actividades en la Gobernación para dedicarse por entero al periodismo y al comercio. En 1907 fue apresado por sus ideas políticas y confinado a Guayaquil, por lo que inició una nueva vida en esta ciudad. En 1911 residía en Sucre y Boyacá, dedicándose a la industrialización de licores, llegando a exportar a Colombia y Perú, actividad que compartía sus colaboraciones en medios de prensa. Con el tiempo llegó a participar en una treintena de periódicos y revistas.

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Punto ideal de su vida

La primera edición de EL UNIVERSO llegó a las calles de Guayaquil el viernes 16 de septiembre de 1921, tras haber adquirido la maquinaria y otros equipos del diario El Universal, en el cual colaboraba, “arribando al punto –no a la meta– ideal de toda mi vida”.

Desde tales inicios –en Chimborazo 1310 entre Vélez y Luque– ya tenía oposición. “Hay un considerable porcentaje de mis compatriotas que habiéndome sabido dedicado a una actividad industrial durante 14 años (1907-1921) al salir EL UNIVERSO a la arena le asignaron, primero, caritativamente, un plazo improrrogable de 90 días para hundirse en el silencio y perderse en el olvido y en el perdón indulgente de muchos…”.

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“Servir lealmente al país, a la nación, manejando un rompehielos roturador de arcaísmos doctrinales, por encima de bandería y de gobiernos; con amplia libertad en el espíritu y estricta justicia en el corazón para sopesar y juzgar a hombres y partidos”. Primera política editorial de EL UNIVERSO.

El suceso fue casi inmediato debido a los principios inculcados por este periodista autodidacta sembrado con una abundante cultura general. Su pauta editorial fue sencilla: “servir lealmente al país, a la nación, manejando un rompehielos roturador de arcaísmos doctrinales, por encima de bandería y de gobiernos; con amplia libertad en el espíritu y estricta justicia en el corazón para sopesar y juzgar a hombres y partidos”.

También se esforzó por dotar a la empresa de moderna tecnología, ya que dos años después de su fundación montó la segunda imprenta de marca Universal y una segunda linotipia (máquina usada para componer los textos), con lo cual la circulación diaria subió a 1.800 ejemplares que exhibían una elevada calidad de impresión para esos tiempos.

El Sol que alumbra

A partir de 1921, Ismael centró sus esfuerzos en EL UNIVERSO. Carvallo Castillo escribió sobre él: “Dejó que su robusta personalidad se manifieste como escritor de castizo estilo, como luchador por la justicia, el bien, el progreso, así como patriota, fundando la Junta de Defensa al estar en peligro el país ante una invasión”.

Agregó que fue presidente de la Cruz Roja del Guayas y solía liderar acciones sociales. “Si se abría una campaña nacional proconstrucciones escolares, el gesto generoso y desprendido de don Ismael Pérez Pazmiño se hacía de inmediato presente. Si un valor cultural podía correr el riesgo de caer en el eclipse del olvido injusto, la pluma de don Ismael Pérez Pazmiño destacaba lo que era merecido para que la justicia vuelva a brillar”.

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El empresario también usó su prosa para compartir aspectos muy curiosos de su vida, narrados con fino humor que rompían con su imagen de hombre serio para llevarlo al terreno de la sonrisa compartida entre sus conciudadanos.

Casi Manuel de Jesús

En sus memorias narró como casi se quedó sin nombre, según confesara, porque su padrino de bautizo no recordaba cómo los padres querían ponerle. “Don Feliciano había sido enterado y encargado del detalle del nombre, pero al llegar a este punto de la ceremonia ritual, se le fue de la memoria; y le dijo al cura: -No lo recuerdo, doctor, póngale Manuel de Jesús: de todos modos quedará cristianado… Y el curita obedeció”.

Eso no impidió que sus padres y demás familiares lo sigan llamando Ismael, tal como les había sugerido una tía muy querida que había escogido el nombre, teniendo que arreglar aquel entuerto medio siglo después de manera legal. “He aquí como estuve en un tris de quedar sin patria, sin nombre y sin edad cierta y legal…”, narró con gracia.

Fue así que Ismael Pérez Pazmiño –y no Manuel de Jesús– quedó marcado en la historia del periodismo ecuatoriano y como fundador de EL UNIVERSO, medio privado que dirigió con la consigna de convertirse en el sol que requiere toda ciudad y todo país para defender lo noble y correcto.

“El criminal, el ladrón, el salteador de caminos, el hombre extraviado, en suma, que marcha de espaldas a la moral; aquellos que escandalizan a la sociedad e infunden pavor en los pacíficos aldeanos con actos de rapiña y de sangre, aborrecen la luz solar, porque a favor de la tétrica lobreguez nocturna encuentran amparo cómplice de sus hazañas y depredaciones”, escribió. “Y odian también al periódico… que señala a los depravados y viciosos y los emplaza a la acción de los jueces y a la sanción de la ley. Aborrecimiento absurdo y vacuo… (tal) como sería necio el afán de anonadar el fuego solar que alimenta la flama de la vida, también lo sería el querer apagar la voz del periódico, de la prensa ilustrada y libre que ilumina e infunde vida al espíritu”.

Fuentes: Poliedro literario y otros escritos y Páginas periodísticas, ambos libros de Ismael Pérez Pazmiño.