Porque necesitaba un espacio para mí. Porque pensé que podía aprovechar el tiempo libre leyendo. Porque vi la información y dije esto es lo que necesito. Porque quise ver qué onda con la literatura ecuatoriana. Estas son las razones por las cuales, según contaron algunos, asisten al Club de Lectura gratuito que dirijo quincenalmente en la Biblioteca del MAAC, como una propuesta del museo, y al que se ha unido más de una docena de personas de diversas edades y ocupaciones.

Un club, como lo define el Diccionario de la Real Academia Española (RAE), es una “sociedad fundada por un grupo de personas con intereses comunes y dedicada a actividades de distinta especie, principalmente recreativas, deportivas o culturales”.

Al Club de Lectura acude gente a la que la une el interés por la lectura o la voluntad de iniciarse en ella. Gente que vibra con las historias de los libros. Que conversa sobre estas y las analiza. Es un espacio al que se asiste por el gusto personal de asistir. Es, de algún modo, para cada una, el equivalente del cuarto propio al que hacía alusión Virginia Woolf. Aunque este Club es mixto. Lo integran mujeres y hombres.

El Club se reúne los martes, cada 15 días, de 15:00 a 17:00. Estamos leyendo Las cruces sobre el agua, clásico de la literatura ecuatoriana escrito por Joaquín Gallegos Lara. Luego leeremos Baldomera, otro clásico. ¿Y por qué estas obras? Porque en ambas está presente Guayaquil y se narra el 15 de noviembre de 1922, acontecimiento histórico del que en este año se conmemora el primer centenario. Se torna una coyuntura especial para volver a estos libros y repensar qué nos dicen hoy. Los clásicos siempre nos hablan.

En los primeros capítulos de Las cruces sobre el agua la gente muere afectada de la bubónica y las escuelas se cierran inicialmente por 15 días. “Cuando leí esto pensé que es igual a lo que vivimos hace poco con el covid”, dice una joven integrante del Club, asombrada de lo cíclica que puede ser la historia. En la misma novela, la madre de Alfredo Baldeón, mujer que a menudo recibe golpes del esposo, huye del hogar. Deja al marido violento y a su pequeño hijo. “Una madre no abandona a los hijos”, afirma uno de los participantes. Su opinión, replicada por las compañeras, da paso a un rico debate sobre la maternidad, el machismo y la violencia contra las mujeres. Un debate tan actual como necesario.

En la novela encontramos palabras que no hemos escuchado antes, como vejetreando, por ejemplo, y recurrimos al diccionario de la RAE, obra que tenemos a la mano. El término no se encuentra registrado. De manera que en el Club se desarrollan hipótesis sobre el significado de la palabra, de acuerdo al contexto en que se utiliza. En el libro hallamos, de igual modo, términos hoy en desuso, que muchos alcanzamos a oír a nuestros padres o abuelos: futre, por citar uno. Aquello nos da la idea de lo dinámico que es el lenguaje.

Poco a poco iremos conociendo las andanzas de Alfredo Baldeón. Y a la par, disfrutando de cada reunión. Los interesados en unirse al Club pueden escribir al siguiente correo: talleresarteyculturamaac@gmail.com