La música de Los Intrépidos ha sido parte de tu niñez y de la mía, de nuestra adolescencia y luego de nuestra adultez. Como cuando veíamos el Show de Bernard, al mediodía durante la década de los noventa, y esperábamos el graciosísimo video de No te lo creo, narizón. Luego, cuando pisamos por primera vez una discoteca, era infaltable brincar al ritmo de “Solteeero, yo quiero ser soltero...” que te ponían después de una ronda de baile.

Ha sido la música de toda una vida para los ecuatorianos. Si fuera una persona, Los Intrépidos sería un guayaco de 33 años, que aún se reúne con sus panas del colegio en una parrillada de domingo o cuando juega la Selección. Y tal vez aún no esté casado o no tenga hijos, pero sí ha pasado por todos, o casi todos, los estados de una relación: romance (Playa azul, 1994), soltería (Soltero, 2003), infidelidad (Adornado, 2003)...

Ahora a ese amigo ‘treinteañero’ lo veremos adolecer por enamorarse de una amiga, aunque no sea recíproco por parte de ella. Porque él está en la zona del amigo o la friendzone. Este es el más reciente hit del grupo guayaquileño y se estrenó en el primer trimestre de 2024.

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Foto: Alexandra Casulo

“Creo que a todos en algún momento nos han friendzoneado. Siempre es parte del aprendizaje de la vida, lo importante es un poco cómo te lo tomas. Nosotros siempre hemos escrito música enfocada en experiencias de la gente, lo que pasa en las vivencias, en nuestras costumbres, todo muy ecuatoriano, muy nuestro”, explica Miguel Cabrera, quien ha estado en la agrupación desde sus inicios con Luis Caputti.

De esta forma, la banda, que se formó hace más de tres décadas, reafirma su intención de seguir contando con sus melodías esas historias casuales que parecen conversaciones entre amigos, lo que la ha posicionado como uno de los grupos más importantes de la música ecuatoriana.

Los Intrépidos: todo empezó con una ‘chacotada’

Han pasado 33 años desde que un grupo de amigos se lanzó a tocar en vivo en una presentación del colegio. Desde entonces por Los Intrépidos han pasado, además de Miguel y Luis, los músicos Jorge Luis Bohórquez, Jorge Wated, Francisco Aguirre y Antonio Hanna. Actualmente es un trío conformado por Luis Caputti (vocalista y guitarrista), Miguel Cabrera (bajista) y Hanna (baterista).

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Todo empezó, recuerdan, como una broma en sus años de secundaria, cuando tenían entre 16 y 17 años y cursaban las aulas del Nuevo Mundo. “Estaba en el patio del colegio y Luis me dice: ‘Oye, hagamos una banda para una presentación acá (la elección del consejo estudiantil) y no va a pasar nada más’”, explica Miguel. “Después de que nos graduáramos cada uno iba a seguir con su rumbo, porque yo tocaba en otra banda, y Luis, en otra. Pero, mira, 30 años más tarde seguimos haciendo música juntos”. Es más, agrega, tenían gustos diferentes, opuestos, pero los unió que desde chicos han escrito canciones.

El nombre del conjunto surgió espontáneamente. De hecho, no tenían nombre para su show en esa época y alguien externo al grupo se le ocurrió decirles que era muy “intrépido” de sus partes cantar sin un mote. Y se quedaron así, Los Intrépidos.

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Ahora es su marca, dice Miguel, que justamente se dedica a la publicidad y a la comunicación. “Atesoramos mucho el nombre. Me contaron en una reunión que alguien quería ponerle a una moto ‘la intrépida’, pero no estaba familiarizado con el grupo. Y le explicaron que Los Intrépidos es la banda. Es chévere que la palabra, al menos en Ecuador, esté directamente relacionada con nosotros. Nos llena de mucho orgullo”.

Triunfar con el género de siempre

“Cuando Antonio llegó al grupo, siempre tratamos de ser nosotros, teníamos influencias de otras bandas, pero nunca nos quisimos parecer alguien más, aunque nos daban palo al principio, nos decían salseros, chicheros, ridículos, payasos”, revela Miguel.

Entonces, ¿cuál es el estilo musical de Los Intrépidos? Cuesta darle una sola palabra. Su fórmula de éxito es un sonido tropical, que tiene un poco de cumbia, pop, rock, balada. También han dicho, en entrevistas anteriores, que tratan de no encasillarse en una sola época generacional, sino que sus composiciones sean amigables con el tiempo. Por ahora, el grupo no piensa decantarse por el reguetón, el ritmo reinante para los latinos.

Antonio asegura que tienen un camino marcado por el que siempre quieren recorrer. “Tenemos nuestro estilo de música y por ahí siempre nos vamos. Con todo respeto a los otros artistas, sobre todo con mujeres, no tanto con hombres, son cantantes que tienen talento, pero hoy las escucho primero cantando baladas, después se ponen pop, después se van al perreo, después quieren tocar salsa, lo que está sonando”, opina. “Te tienes que encasillar en algo, te tienes que decir ‘esto es lo que a mí me gusta hacer y aquí seguiré’ y te van a salir las cosas bien, pero no es que tienes que ir cambiando de ritmo en ritmo”.

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Foto: Cortesía

Luego de 30 años componiendo, cantando y produciendo, la verdadera pregunta del millón de dólares es ¿por qué no se dedicaron a estudiar música? Al igual que Miguel, Antonio trabaja en marketing y publicidad, Luis, en Gestión Ambiental. Todo lo que han creado ha sido de oído. Y no les ha ido mal así.

“Mis hijas que están estudiando música en el colegio, me dicen: ‘Papi, tú que eres músico, ¿qué es esto?’. Y les digo: ‘Uy, mijita, yo no sé leer música’. Pero sí, hubiera sido muy bueno hacerlo”, expresa Antonio. Sin embargo, Luis opina lo contrario, ya que si hubieran estudiado, no hubieran sido esos “intrépidos” músicos a los que les gusta experimentar con ritmos y sonidos, y que disfrutan de crear por orgullo y satisfacción personal.

“He escrito canciones, tenemos bastantes ideas, pero no nos exigimos. Es algo que se despierta y lo hacemos, la música nueva. Siempre hay una necesidad de contar historias nuevas”, apunta Luis. Su brújula es divertirse y hacer divertir a la gente con sus anécdotas cantadas, tal como empezaron cantando Mercedes, una balada para molestar a otro compañero de colegio que estaba enamorado de una chica con ese nombre.

Producción musical ecuatoriana

“Cuando nosotros empezamos, si no salías en el Show de Bernard o en Sintonizando, no existías”, resalta Luis. Después de haber pasado por varios formatos, como casetes, CD, MP3 y ahora en plataformas digitales, Los Intrépidos no creen que sea necesario comprometer su esencia para alcanzar el estrellato viral, como ocurre con cantantes emergentes. “Los likes son los KPI (indicador clave de rendimiento) de la vanidad. No te dan la satisfacción que te dan, por ejemplo, 10.000 personas hace poco en Machala cantando Playa azul. Eso no te lo da los likes, eso te lo da el talento”.

Por eso quieren seguir apostando por producir música en Ecuador. Por ejemplo, Miguel realza la calidad de los shows, hay una industria en ese sentido que está ofreciendo una producción de espectáculos que no existía antes, a su parecer. “Si uno tiene por lo menos un poquito de talento, es una responsabilidad tuya hacia una sociedad dejar un legado... En 100 años no vamos a estar acá, pero nuestra música se va a quedar”. Y para cumplir con ese designio, pronto verá la luz una nueva producción discográfica del grupo, de la cual Friendzone precisamente es el primer sencillo.

Muchos grupos musicales sueñan con la internacionalización, pero eso nunca les quitó el sueño a Los Intrépidos, quienes prefieren irse de gira en el territorio nacional. Hace un mes exactamente, a mediados de julio, Los Intrépidos fueron parte del cartel del espectáculo Flashback 593 (show con bandas locales), que los había convocado anteriormente en otras ediciones. Además organizan fechas cuando les es posible.

Es que nunca se tomaron en serio lo de convertirse en famosos. Se repiten que este proyecto, a pesar de su éxito local, es más bien una ‘chacotada’ que les ha durado más de 30 años. “Los Intrépidos nació de la chacotada. De ponernos pelucas y tocar para hacer reír a nuestros compañeros. Y eso se reflejó en la música que hicimos después”, puntualiza Luis Caputti.

“Después de esa tocada, nunca pensamos en la vida grabar un disco. Y luego, cuando hicimos el disco, pensamos que sería para nuestros compañeros de clase. Una vez que salió el disco hablamos para hacer gira, pensamos que iba a ser un ratito... Nunca pensamos que íbamos a hacer esto por 30 años. Ese fue el éxito de todo lo que hicimos, fue natural, nada estructurado ni nada planeado y la gente lo sintió”. (E)