Tengo 24 años; a los 19 años tuve mi primer hijo, el cual nació de una relación estable. Me casé, pero la infidelidad y la desconfianza hicieron que nos divorciáramos. Este proceso fue muy duro para mí y siento que no logro superarlo. A los dos meses de nuestra separación, él comenzó una relación con otra persona, decidió vivir con ella y se alejó de nuestro hijo. Ya no fue igual; no asume el verdadero rol de padre. Gracias a Dios, yo cuento con la ayuda de mis padres, vivo con ellos y han hecho que mi hijo se sienta en una familia. Pero mi gran problema es que yo me siento sola, siento que no puedo rehacer mi vida porque las personas que se han acercado no han sido serias, han sido por el momento y yo me he ilusionado mucho. Los que me rodean me dicen: “Vive el momento y ya”, pero yo estoy cansada de eso.

B.

Voy a tratar de darle mi lectura y mi apoyo desde mi conocimiento y experiencia. Veo en su carta varios aspectos que desglosar.

  1. Usted. Creo que sería conveniente saber y creerse que puede ser mujer, sin necesidad de un compañero, asumirse en su rol de madre, con fuerza y creencia de que es capaz de amar, educar a su hijo. Claro que también necesita una independencia económica y desarrollar todo su potencial. Hay que establecerse con una fuerza interior que la lleve a sentirse que es valiosa, creerse invencible a todo y no estar esperando llenar ese vacío con alguien. Cuando usted se sienta que su capacidad, su fuerza, su admiración a su resiliencia son el motor que le da fuerza a seguir, ahí estará lista a compartir y no a necesitar el amor que la acompañe. Pues así evitará caer en dependencia.
  2. El padre del hijo. La inseguridad hizo que la relación se termine. Pienso que fue una relación un poco infantil. El padre de su hijo aparentemente no asume cómo debe su rol. Debería hablar tranquilamente con él y pedirle que lleve al niño a pasar momentos en su compañía. Lógicamente, si es muy bien tratado. Los inconvenientes se solucionan con la cordialidad y el deseo de bienestar del infante. Pero el inconveniente mayor es el que usted no haya aceptado esta ruptura. Y de ser así, sería bueno apoyarse en una terapia psicológica para lograr superar este pasaje, pues, de no hacerlo, habrá una pequeña nube que le impida relacionarse adecuadamente con una nueva pareja.
  3. Las nuevas relaciones. Si usted va o sale con alguien, primero, es para conocerse, para saber si son o no compatibles, no son para unirse en matrimonio. Primero hay que saber por qué quiere usted unirse a alguien: ¿es por soledad?, ¿o porque su expareja ya está con otra?, ¿o porque quiere casarse a toda costa?, ¿o es por compartir? Los hombres y las mujeres tienen miedo a que desde el primer encuentro haya un compromiso mayor. Y es normal que en un principio haya libertad de pensamiento y capacidad de que, si no se siente uno bien, poder terminar ese encuentro. Por eso son importantes las etapas en el amor. Y ver la compatibilidad entre ambos. También tiene que saber que, si la invitan a salir, es solo una salida y está en usted en ser vigilante a esa invitación. Si le proponen algo fuera de su moral, aclarar, y eso puede llevar a que sea mayormente respetada o abandonada, pero ahí ya sabe qué hacer.
  4. Yo le sugiero hacer amigos. Salir con estos grupos. Pero primero sanar el abandono, la separación, aprender de amarse y aceptarse. Antes que nada, valorarse y saber que no se necesita de nadie para cubrir la soledad. Uno es artífice de su felicidad. Y ahí encontrará su pareja. Le deseo lo mejor de lo mejor.

Paquita Brito Clavijo,

psicológica y terapeuta especializada en Francia