Terminamos febrero, una época en la que parece tarde pensar en un cambio de escuela, y sin embargo, muchas familias lo están considerando y ven pocas opciones. ¿En qué momento del año escolar el padre de familia y los maestros también deberían empezar a hablar de cómo hacer un cambio de escuela exitoso, sea por necesidades familiares o educativas?

Conviene conocer cuáles son las temporadas de admisiones dependiendo del régimen escolar en la región en la que uno vive o proyecta vivir. En la Costa de Ecuador se recomienda a la familia los meses de septiembre y octubre, cuando inician los procesos de admisión para los siguientes periodos escolares.

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“Cuando los padres buscan al final del periodo escolar, como ahora que ya terminamos las clases en el sistema privado, la admisión puede ser inmediata, dependiendo de los cupos, pero cuando hay alguna necesidad educativa especial, con o sin discapacidad, entonces usted está contra el tiempo”, informa la psicóloga María Lorena Espinoza, directora del Centro Integral Psicoeducativo Isaac.

Al cambiarse de escuela, es importante que el niño y los padres se entrevisten con la maestra una o más veces antes del inicio de clases. Foto: Shutterstock

Los estudiantes con NEE (necesidades educativas especiales) tienen un cupo en el sistema educativo privado, regulado por el Ministerio de Educación. “Debemos tener cautela de no sobrepoblar, porque la educación tiene que ser sobre competencias del currículo, en el que se separa la educación inclusiva ordinaria, la educación ordinaria y la educación especializada, y esos factores hay que tomarlos en consideración siempre para cambios de colegio”.

Hay muchos chicos en la cuerda floja en este momento, se están quedando por décimas (y a partir del cuarto año de educación básica).

María Lorena Espinoza, psicóloga

Todos somos neurodiversos y tenemos diferentes formas de aprender, recalca Espinoza y la elección del colegio tiene que ir a la par del estilo de aprendizaje del niño.

“Cuidemos esto: cada colegio tiene sus propios estándares, modelos, políticas y metodologías de educación, y no todos los chicos se acoplan a una unidad educativa”. La psicóloga señala que los padres y la escuela deben comunicarse abiertamente en estos temas, ¿tiene un modelo tradicional o pedagogías como la Montessori o Reggio Emilia, más constructivista?

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¿Con quién consultar? En época de admisiones trabajan en conjunto los departamentos de orientación vocacional (DECE) y los departamentos académicos. Ellos indican a los padres cuál es el modelo educativo, cuál es el perfil de los docentes, cuáles son los componentes que dan un plus a la propuesta del colegio, cuál es la misión y la visión de ese centro.

“Los colegios navales, por ejemplo, tienen una línea de estricta disciplina; otras instituciones usan la disciplina positiva, que le permite al chico exteriorizar más lo que siente. Cuando elija una escuela, debo indagar”.

Tenga en cuenta que si su hijo viene de otra escuela o colegio perderá su grupo social y su sentido de pertenencia, y esto influirá mucho en que se sienta bien en el nuevo entorno”.

Usando el cambio de escuela como castigo

Generaciones anteriores, como los X y los millennials, saben que el cambio de escuela podía ser una forma de castigar a un chico que no se había desempeñado bien y había perdido el año escolar; a veces la mudanza era recomendación del centro educativo. ‘Van a cambiarme de colegio’ era una mala noticia.

¿Cómo evitar que este paso venga con carga negativa? “La normativa cambió, y ahora (los alumnos) van a supletorios, hemos regresado al modelo antiguo, y desde mi punto de vista es correcto, pero hay un factor de riesgo que no se ha contemplado: te quedas de año. Hay muchos chicos en la cuerda floja en este momento, se están quedando por décimas (y a partir del cuarto año de educación básica). Tienen una sola oportunidad, y si se quedan de año, ¿cuál es el impacto emocional? No es lo correcto, pero algunos colegios dirán: ‘Sáquelo y llévelo a otro lugar, porque el chico va a retroceder emocionalmente al ver que sus compañeros avanzan sin él’.”

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Espinoza dice que aquí se ve la acción de la familia, al contener emocionalmente a su hijo o hija, enseñándole que una pérdida de año es una equivocación, pero que a partir de ella se puede construir resiliencia. “(Padres y maestros) tenemos que formar no solo en aspectos curriculares, sino en valores, y dar refuerzo a nivel psicológico, porque el chico que repite el año queda impactado o lo ve como un castigo y se vuelve desafiante”.

Advierte a los padres que estos supletorios no son como los que ellos vivieron. Es una época diferente, un modelo que los niños no conocieron, y en un momento en que la salud mental está muy afectada. “Elija un colegio que les permita ser, hacer, emprender, opinar, con el que tengan comunicación y que no vean al niño como un puntaje, sino como un ser humano que se está formando para la vida”.

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Preguntas útiles para elegir una escuela o colegio

Investigar un centro educativo no tiene por qué ser visto como un acto de desconfianza o negatividad, solo es un deseo de informarse para tomar una buena decisión. Algunas preguntas importantes:

¿Cómo es el trato de los docentes? ¿Qué cantidad de niños hay por aula? “Si pasa de 20 a 25 niños, con una sola maestra, tenga en cuenta de que será difícil que su niño pueda avanzar significativamente en el aprendizaje”, dice Karina Albornoz, licenciada en Educación y especializada en Salud Conductual.

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Si su niño es pequeño, empiece el acercamiento mostrándole la escuela al pasar, en horario de salida, y después pueden hacer una visita para que conozca el sitio, no hay necesidad de que esté inscrito, con tal de que tengan permiso de las autoridades.

Anticipe lo que va a pasar. “Cuando al niño lo sacan de una escuela para pasarlo a otra es algo inesperado, le genera ansiedad. No piense que su niño por la edad no entiende. Entiende muy bien cuando se le explica con palabras cortas y se le muestra el aula donde va a estar, a la maestra, el uniforme y los otros niños.

Es recomendable acercar al nuevo alumno a otros niños con capacidades de socialización. Foto: Shutterstock

“No se trata de preguntarle si quiere cambiar de escuela, sino de mostrarle cómo es el nuevo lugar hasta que le llame la atención”. Albornoz comenta que cuando no hay ese tiempo de adaptación, el niño llega con inseguridad y puede volverse muy introvertido.

De parte de la escuela, Albornoz recomienda a los maestros dar espacio para que el nuevo alumno pueda aclimatarse. “Si usted lo llama, y no reacciona, es porque está observando, está conociendo, se está familiarizando”. Deje que el niño haga la exploración durante unos minutos, para luego acercarse, hablarle, invitarlo a sentarse. “Que el trato no sea tan invasivo, deje que el niño entre de a poco, para que no se sienta abrumado ni haya rechazo”.

Presentar a un niño recién llegado a un grupo que ya se conoce es otro choque. Use también aquí la anticipación. “Avise a los niños que va a ingresar un nuevo compañero, cómo se llama, de qué manera le van a dar la bienvenida”. No lo deje para el mismo día, porque el grupo siente que alguien ha venido a invadir su espacio.

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Igualmente, permita que se acerquen de modo natural, que se observen y empiecen a socializar. El maestro, por su parte, debe ir con toda la información posible obtenida a través del DECE y la entrevista a los padres y al niño. Que cuando se vean en clase ya sea el segundo o tercer contacto en persona. “De lo contrario, el primer día de clase estará frente a un adulto desconocido; por eso a veces parece que el niño nuevo está paralizado o no habla”.

Pida que se siente en la parte de adelante, cerca de usted, hasta que se adapte al ritmo de aprendizaje del salón. Preséntese a un compañero que se destaque por su buena conducta y facilidad para comunicarse. “El niño aprende por imitación, y se adaptará con más facilidad”.

Señales de que el niño no se está acoplando al aula:

  • Permanece callado
  • No sale al recreo
  • No se mueve de la silla
  • Permanece cabizbajo

Hable primero con el niño, trate de conocerlo y entender su situación. Después podrá hablar con el DECE y los padres, pero el niño debe ser siempre la primera persona en ser escuchada. (F)