Dominar un segundo idioma es uno de los componentes infaltables en la educación en cualquier nivel. Incluso puede llegar a considerarse una destreza de vida. Las personas que aprenden otra lengua acceden a otras culturas, a otros mundos de entretenimiento y nuevos medios para informarse y educarse.
El inglés es uno de los idiomas que más se estudia y emplea en todo el planeta. Según un reporte del portal de estadísticas Statista, el idioma más hablado en el 2023 a nivel mundial fue el inglés, con más de 1.400 millones de hablantes. De ellos, aproximadamente 380 millones son nativos, mientras que el resto, es decir, el 73% de los hablantes, han aprendido esta lengua como segundo idioma. Por esto su aprendizaje también se considera una competencia adicional para cualquier persona.
“Comunicarse en una lengua dominante a nivel internacional es esencial en todo tipo de escenarios. En efecto, el idioma inglés es una de las lenguas más habladas en el mundo, su demanda y difusión en los países de cada continente se ha ido incrementando con en el tiempo por razones políticas, económicas, sociales, culturales o profesionales”, ilustra Victor Moreno Agurto, magíster en Ciencias de la Educación (ALÉTHEIA Vol. 8, 2020).
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Por esta razón, cita Moreno, la Unesco ha declarado la importancia de adquirir al menos dos idiomas en la etapa escolar, después de la lengua materna, y continuar hasta la universidad de acuerdo con las demandas competitivas del siglo XXI.
Si aprender otra lengua, como el inglés, es tan importante, ¿a qué edad se debe empezar a aprenderla?
La mejor edad para aprender un segundo idioma
Solía creerse anteriormente que la mejor edad para aprender una segunda lengua era entre los 11 a 13 años. De acuerdo con un artículo de la plataforma educativa Brainscape, a esa edad se espera que los niños puedan entender más fácilmente las lecciones y probablemente parecerían progresar más rápidamente que un niño más pequeño.
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De hecho, al mismo tiempo existía el temor de que exponer a los bebés y niños pequeños a más de un idioma pudiera retrasar el desarrollo del habla. Pero ambos criterios han sido catalogados como mitos, tal como indica la Academia Estadounidense de Pediatría (AAP).
“Antes de los 12 años, el cerebro es una esponja para el lenguaje. Es durante este período cuando se sientan las bases del pensamiento, el lenguaje, la visión, las actitudes, las aptitudes y otras características. Pasada esta etapa de desarrollo, las ventanas se cierran; la arquitectura fundamental del cerebro para el lenguaje está completa”, reseña la nota de Brainscape.
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Por eso, otros investigadores sostienen que la ventana para el aprendizaje de idiomas se cierra antes, a los 6 o 7 años. “Un niño que se expone por primera vez a un segundo idioma a una edad posterior no lo aprenderá intrínsecamente de la misma manera que lo haría un bebé o un niño pequeño, especialmente cuando se trata de pronunciación y juegos de palabras o matices particulares”.
Por lo tanto, la mejor edad para aprender un segundo idioma es lo más temprano posible.
“En el ámbito académico y social, parece existir una tendencia favorable hacia el aprendizaje temprano de una lengua extranjera. Las posturas que se sitúan a favor de este aprendizaje temprano defienden que los niños, en los primeros años de vida, tienen una especial predisposición para el aprendizaje de lenguas”, señalan las educadoras Beatriz Cortina-Pérez y Ana Andúgar (RESED No. 8, 2020).
El origen de esta postura radica en la plasticidad del cerebro infantil. Mientras se acerca a la pubertad, al niño se le dificultará adquirir un dominio nativo de una lengua extranjera, porque va perdiendo su plasticidad cerebral.
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A decir de Mónica Carpio, representante de la academia de inglés Helen Doron Ecuador, un aprendizaje natural y alegre de este idioma es posible desde los 3 meses de edad. De acuerdo con Carpio, la metodología será clave en este proceso. “Utilizar mecanismos que se basen en la repetición y la inmersión lúdica, permitirá que los niños aprendan inglés de forma natural, similar a como aprenden su lengua materna”.
Existen tres razones que justifican el comienzo del aprendizaje de una lengua extranjera a edades tempranas, argumentan Cortina-Pérez y Andúgar, además del aspecto neurológico.
En primer lugar, por la gran capacidad imitadora, curiosidad, memoria y el hecho de que, a largo plazo, los alumnos que comienzan este aprendizaje en etapas tempranas obtienen mejores resultados.
Otro motivo es el impulso de la interculturalidad: hay una actitud positiva y más tolerante hacia las personas que hablan dicha lengua, favoreciendo la sensibilidad cultural.
Otra propuesta similar son los programas de inmersión, como se desarrollan en Canadá, donde los alumnos cuya lengua materna es inglés, reciben gran parte de la formación en francés. “El éxito de estos programas de inmersión corrobora que es posible alcanzar un alto dominio de una lengua extranjera si se empieza a una edad temprana, siempre y cuando se promuevan situaciones de aprendizaje que simulen los procesos naturales de adquisición de lenguas... Una lengua extranjera puede distinguirse desde la etapa prenatal, por lo que nunca es muy pronto para que un niño pueda ser expuesto a una lengua extranjera”.
Cómo impulsar el bilingüismo temprano
Carpio presenta algunos consejos para que los padres puedan impulsar el bilingüismo temprano en sus hijos:
- Crear un entorno bilingüe desde el principio y usar la repetición.
Esto puede incluir el uso de canciones y rimas infantiles en inglés, que además de ser entretenidas, ayudan a familiarizar al bebé con los sonidos y la estructura del idioma. “La repetición también es clave, por lo que utilizar cuentos y juegos en inglés de manera rutinaria puede ser muy beneficioso”, explica la vocera.
- Hablar inglés de forma natural durante actividades cotidianas
Momentos como la hora de comer o de jugar, son ideales para hablar en inglés. Un punto importante a considerar es que no se debe forzar la corrección, sino procurar un ambiente en el que el idioma fluya fácilmente. Esto, según Carpio, crea una asociación positiva con la lengua y fomenta el aprendizaje natural.
- Aprovechar recursos educativos
Existen una amplia variedad de herramientas como videos y aplicaciones, que no tienen ningún costo, y que están diseñadas para que los bebés y niños puedan reforzar este aprendizaje de manera visual y auditiva.
- Buscar un centro especializado
La experiencia de un centro especializado es fundamental en el proceso de aprendizaje de inglés de los infantes, con metodologías como la inmersión lúdica y la repetición. Estas estrategias han demostrado ser exitosas para introducir el idioma de manera efectiva desde los primeros años de vida.
Moreno concluye: “El desarrollo neuronal y la plasticidad cerebral de los estudiantes orientan también la metodología, estrategias y planificación de las actividades de enseñanza del idioma inglés”. Actualmente la metodología que predomina en países sudamericanos, como Perú, de donde es originario el autor, está basada en el enfoque comunicativo. “Se recomienda complementar de manera reflexiva otros métodos y teorías de forma flexible; pero sobre todo centrada en el estudiante y su contexto”. (F)
