En 2026 harán su regreso a la malla curricular los contenidos de Cívica y Ética, además de Educación para el Desarrollo Sostenible, Educación Socioemocional, Vial y Financiera, anunció la ministra de Educación, Alegría Crespo, el pasado 1 de julio.

Aún no están definidas las materias y la carga horaria de este programa, que está en desarrollo, tendrá una versión piloto en el año lectivo 2024-2025 Sierra-Amazonía, y será oficial para todas las regiones en 2025-2026.

Crespo dijo que Cívica será una asignatura nueva que comprenderá identidad nacional, integridad ciudadana y respeto a los símbolos patrios. “Los que tenemos trayectoria educativa recordamos esta materia con gran fuerza”.

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La educación en cívica, ética y otros contenidos se incorporará a partir de este año de manera progresiva, hasta 2025. Foto: Shutterstock

Rodolfo Chang, rector de la Unidad Educativa Particular Politécnico (Copol), cree que la sociedad demanda medidas que pudieran ayudar a solventar problemas de comportamiento y que la educación debe responder a esas necesidades.

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“Se ve como contribución que retornen Cívica y Ética a la malla curricular, y me parece positivo. Ya antes se las daba, y no podríamos decir que teníamos una sociedad perfecta o que (las asignaturas) sean la panacea, pero de alguna manera ayudan a tomar conciencia de los deberes y derechos, de mi relación con el Estado y con la comunidad”.

Cuando se eliminó la Cívica de la malla, esta se manejaba de manera transversal en las diferentes asignaturas, recuerda Chang. “El problema es que si los profesores no están debidamente preparados para este abordaje, (el contenido) se diluye y no se cumple”.

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“En nuestro caso, no trabajamos necesariamente asignaturas aisladas, sino temas transdisciplinarios: ¿quién soy? Persona, hijo, ciudadano. ¿Cómo nos organizamos? Comunidad y Estado. ¿Cómo nos expresamos? De diferentes maneras, como el voto”. Bien manejado, el eje transversal es lo adecuado, porque da contexto, amplitud y conexión con otras áreas del conocimiento y con la sociedad, explica el educador.

Estudiantes de Guayaquil, febrero de 2011. La presentación del contenido a través de proyectos y actividades lúdicas es una de las propuestas para los alumnos de los primeros años. Foto: Shutterstock

“Creo que es importante que retorne, pero también cómo retorne. Si es como asignatura, perfecto; pero cómo se va a impartir. Si es a la manera tradicional, repitiendo conceptos, leyes o principios, no será atractivo y motivador para el estudiante”. Para que la Cívica sea parte de la solución, debe generar un cambio de actitud y no un ejercicio meramente cognitivo.

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En la malla del bachillerato existe al momento la materia de Educación para la Ciudadanía, que contempla principios de cívica.

Propone la metodología de casos y proyectos, en la que se privilegian el debate y la toma de decisiones. “Es positivo, pero debe haber una capacitación adecuada para los docentes”.

Y sin embargo, una asignatura no hará el milagro. “La escuela y el colegio coadyuvan en el proceso de formación de un niño, pero el gran peso, la gran responsabilidad está en involucrar a la familia. Si no, lo que lograremos seguramente será mejor de lo que tenemos ahora, pero tampoco lo esperado, no será suficiente”.

¿Quién enseñará Cívica? La importancia de la honestidad académica

En este punto la visión se vuelve algo más pesimista, así lo plantea el investigador educativo Eduardo Molina Morán, quien cree que un problema crónico en la implementación de cambios curriculares es la tendencia a concretarse en asignaturas. “Aunque existen lineamientos escritos, su aterrizaje en las escuelas se circunscribe a ubicarlo en horario y a la selección del profesor que la impartirá”, expresa.

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Molina apela a la psicología del aprendizaje, mediante la cual se sabe que cuando se aprenden valores cívicos a partir del discurso, sin que exista una práctica transformadora, no hay resultados favorables. “Esta enseñanza no solo es inocua, sino también dañina para la formación de la personalidad. El estudiante aprende a actuar por las exigencias de los que le rodean en la escuela, pero en él no surge la necesidad de actuar de la misma manera en ausencia de esa exigencia, lo que demuestra que un conocimiento enseñado por una materia no resulta estable. Dicho de otra manera, el chico estudia, pero no cree en lo que estudia”.

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Y existe un elemento más, menciona Molina. “¿Quién enseñará esa materia? Del mismo modo en que solo un lector puede formar lectores, solo una persona íntegra debería enseñar cívica”, enfatiza, y da ejemplos. “Hay investigaciones que sugieren que el 80 % de las tesis de pregrado y posgrado no son elaboradas por sus estudiantes autores. También hay empresas dedicadas a ello a vista y paciencia de las universidades, incluso localizadas física y escandalosamente frente a ellas, que son las que deberían velar por la honestidad académica”. ¿Cómo saber si el profesor que impartirá Cívica es honesto académicamente?, cuestiona el educador. “De no ser así, no solo el alumno, también el docente se vería en la situación de enseñar algo en lo que él mismo no cree”.

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La educación, resume Molina, es un hecho social sumamente complejo que involucra a la sociedad entera. “Parecería que hacia donde se dirija la sociedad se dirigirá la educación”.

La educación es vivencial. Una manera diferente de enseñar valores

Anunzziatta Valdez Larrea es abogada y coordinadora de la Mesa Nacional de Educación en Valores, un espacio ciudadano que desde 2019 promueve la incorporación de la ética, la cívica y la integridad como base de la educación.

“Consideramos que educar no solamente significa formar la mente, sino también el corazón, para ser una persona respetuosa, solidaria y comprometida, que trabaje con sentido de comunidad y de protección del ambiente”, dice Valdez, quien recibe con satisfacción la decisión del Mineduc. “Quiero recordar a la ciudadanía que la Constitución señala que la educación debe promover la ética, la justicia, la solidaridad y la equidad de género; la Ley Orgánica de Educación también señala la obligación del sistema nacional educativo de incluirlas”.

Estudiantes en Quito, enero de 2015. La Cívica será la única de varios contenidos que se presentarán en las instituciones educativas en forma de asignatura. Foto: Shutterstock

Adicionalmente, la situación de inseguridad, corrupción y violencia es para Larrea una clara evidencia de la falta de valores. El Consejo de Seguridad Pública (Cosepe) en julio del 2023 exhortó al Ministerio de Educación a incluir Cívica, Ética y Valores. En el actual Gobierno se habla de la cultura de la legalidad.

Para la abogada, es un tema de urgencia, pues considera que la inseguridad no se irá con control policial o militar, sino que hay que pensar a futuro, en una formación ética que permita que el ciudadano se autodiscipline.

“Esto, indudablemente, corresponde a la familia, la primera formadora, pero el Instituto Nacional de Estadística y Censos nos confirma que el 60 % de las familias ecuatorianas maneja sus relaciones mediante el grito, el insulto, la desvalorización, los golpes y también el abuso sexual”. No toda familia está en posibilidad de transmitir a sus hijos valores, señala, y la educación viene a ser el único espacio para poder fomentar una ciudadanía ética responsable.

El aporte de la Mesa Nacional de Educación en Valores es capacitar a los docentes, pues no podrán transmitir valores a través de clases, sino con la vivencia, el diálogo y las iniciativas lúdicas para inculcar hábitos en los niños desde pequeños; y en niños mayores y jóvenes, el debate, el diálogo y el deporte. “La educación es vivencial”.

En ese espíritu, en septiembre de este año harán el Octavo Encuentro Internacional de Educación en Valores, al que traerán experiencias exitosas de otros países. Y suscribirán un convenio con el Ministerio de Educación para dar capacitación de cómo incorporar las competencias éticas y la integridad en las prácticas educativas. “Es un trabajo a largo plazo, pero estamos comenzando”.

Valdez también anuncia que en agosto se iniciará la convocatoria al concurso estudiantil El Valor de Hacerlo Bien, abierto a todo el sistema educativo nacional, para que los jóvenes expongan su visión de los valores, después de haber recibido durante cuatro meses producción audiovisual digital, con el apoyo del Festival Intercolegial de Cine.

Valdez opina que no fue lo correcto que la Cívica y la Ética salieran, pero reconoce que tratarlas como materias tampoco fue lo óptimo. “La idea es incorporar nuevas formas de transmitir valores que han dado resultado en otras partes del mundo”. Y saber esperar, pues es una cuestión de una o dos generaciones (...). La sociedad debe tomar conciencia de que cambiar el rumbo, ser respetuoso, ser veraz, ser solidario ya no es opcional, sino cuestión de sobrevivencia; el respeto es la base de toda sociedad organizada”. (F)