La advertencia de la infancia de abstenerse de nadar durante una hora después de comer, al parecer para evitar calambres, ya no es suficiente para mí. Ahora tengo que esperar al menos dos horas antes de intentar cualquier actividad vigorosa, o tareas que impliquen agacharse, para evitar la horrible sensación de reflujo ácido, reconocida por lo general por el ardor estomacal, su síntoma frecuente.