“No le deseo a nadie lo que he pasado”. Recién recuperado de la viruela del mono, que le provocó “los peores dolores” de su vida pese a que recibió rápidamente tratamiento, Kyle Planck, un neoyorquino de 26 años, lamenta la falta de reacción de las autoridades sanitarias luego que el brote apareciera en Estados Unidos.