Por algo en el pie está el talón de Aquiles..., sea por estar expuestos a caminar y a las inclemencias del tiempo y del calzado, ya sea por estar en casa.

Estar todo el día con calzado de casa no es recomendable. Si el pie no va sujeto, es lo mismo que estar todo el día descalzo, por mucho que nos guste. De la misma forma, el sufrimiento llega con los talones agrietados y las callosidades, que aparecen por el hecho de andar sobre el cemento, la arcilla y el empedrado. Pero existen otros problemas como verrugas, sequedad, mal olor, pies cansados, ampollas...

Además, pueden sufrir más al tratar de hacer deporte tras estar muchos días en casa. Para lucir unos pies sanos y cuidados, hay que tener en cuenta:

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  • Mantenerlos secos. Es importante para evitar la aparición de hongos y bacterias, por eso es importante secarlos bien tras la ducha. Además, se recomienda no utilizar el mismo calzado dos días seguidos.
  • Cortar las uñas correctamente. No solo es cuestión de estética, si cortamos las uñas de una forma que no sea la adecuada podemos provocar heridas y onicocriptosis o uña encarnada.
  • Mejorar la circulación. Los pies son la base sobre la que reposa todo el peso de nuestro cuerpo y por eso hay que prestar especial atención a que la circulación de los pies seas la correcta. Un masaje, o unos simples movimientos adelante y atrás con una pelota de tenis bajo el pie, mejorarán nuestra circulación.

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  • Constante hidratación. Un producto que rehidrate los pies y evite la formación de grietas, callosidades, ampollas... es fundamental para lucir unos pies sanos y bonitos.
Una buena horma garantiza que el zapato no quede ni demasiado ajustado ni demasiado holgado. Foto: Shutterstock

El calzado juega el otro 50 por ciento. ¿Cómo elegir un buen zapato para que nuestros pies no se resientan? Aquí os dejamos el decálogo del buen zapato:

  1. Calzado ergonómico especialmente fabricado para resistir varias horas de deporte, evitando lesiones durante una caminata por la ciudad y más tras haber estado con tanta inactividad.
  2. Buenos materiales para que los pies también estén sanos, con lo que se recomienda seleccionar calzado confeccionado en piel auténtica de máxima suavidad, entre otros materiales de primera calidad.
  3. Horma anatómica o ergonómica lo que garantiza que el zapato no quede ni demasiado ajustado ni demasiado holgado.
  4. Suela resistente, antideslizante y flexible consiguiendo el bienestar de los pies y garantizando un buen andar.
  5. Elasticidad y ligereza, dos cualidades fundamentales de los llamados zapatos cómodos para pies sanos.
  6. Tacón moderado, ni plano ni alto. Un tacón de 6 cm sirve tanto para la oficina, un paseo por la ciudad o una cena, porque según las recomendaciones de los podólogos, y aunque nos gusten mucho, hay que evitar tanto los zapatos planos, como los de 11 centímetros de altura.
  7. Flexibilidad transversal e inflexibilidad longitudinal a lo que si sumamos una plantilla anatómica de gel parecerá que caminamos sobre plumas.
  8. Buen soporte y agarre garantizan el óptimo balance del pie dentro de un calzado.
  9. Forro y plantilla transpirable. No es una característica muy común, pero sí muy valorada.
  10. Buen contrafuerte, lo que protege el retropié (la parte trasera del pie). (I)