Este artículo analiza cómo la igualdad de género impacta positivamente en la productividad y sostenibilidad enfocando la mirada y análisis en dos dimensiones de la productividad, a través de casos de estudio realizados en la última década: el desempeño financiero, la gobernanza y cultura corporativa y la innovación y creatividad.

El beneficio financiero en las empresas con más mujeres en roles de liderazgo tiene un 21% más de probabilidades de superar el desempeño financiero promedio de sus competidores y el retorno sobre la inversión (ROI) y con al menos una mujer en la junta directiva el informe del Credit Suisse, revela que estas empresas tienen mayor estabilidad financiera y mejo ROI. Entre varios casos estudiados el de IKEA muestra que, como resultado de políticas claras de igualdad y paridad salarial, experimenta mayor rendimiento financiero y en la retención de talento.

El beneficio financiero en las empresas con más mujeres en roles de liderazgo tiene un 21% más de probabilidades de superar el desempeño financiero promedio de sus competidores y el retorno sobre la inversión (ROI).

Costos de la violencia

Por otra parte, es necesario mostrar la afectación en productividad por causa de la violencia de género, en Ecuador, todavía seis de cada 10 mujeres son víctimas de violencia de cualquier tipo. Esto tiene un impacto en la calidad de vida, el entorno social y laboral y, representa altos costos económicos en las empresas, “Los costos empresariales de la violencia contra las mujeres en nuestro país se han valorado en $574 millones anuales por factores relacionados a agresiones de género”, en empresas medianas y grandes. Estos montos responden, entre otros, a la disminución de productividad o días de ausencia de víctimas y agresores y es la suma de distintas casusas, como por ejemplo el “presentismo”, que en este caso por esta causa se estima que se pierde entre cinco y siete días laborables por persona cada año, según la Agencia de Cooperación Alemana GIZ, PreViMujer.

El empresariado tiene la oportunidad de instituir políticas, procedimiento y acciones desde la alta dirección, las buenas prácticas empresariales dan sus primeros pasos como por ejemplo implementar procesos de contratación a ciegas, cero tolerancia a comportamientos sexistas y de acoso sexual, campañas de sensibilización internas y externa con su cadena de valor como proveedores, todas ellas se las puede concentrar en un comité de equidad con objetivos e indicadores claros de gestión.

Sobre el pilar de la gobernanza y cultura organizacional, encontramos otro hallazgo que demuestra como el liderazgo compartido, con más mujeres los directorios, dan como resultados menos prácticas comerciales poco éticas, la diversidad de pensamiento genera mayor transparencia y contribuye con diferentes perspectivas y enfoques para resolver problemas y tomar decisiones, el desarrollo de estas capacidades de, mejor desempeño en términos de sostenibilidad ambiental y social, recogidas también en el informe del International Finance Corporation (IFC).

Sin embargo, un aspecto fundamental como la equidad a menudo es subestimado. La equidad, en este contexto, se refiere a la justicia y la igualdad de oportunidades para todas las personas, independientemente de su género, raza, origen étnico, situación socioeconómica u otras características. Sostener que no hay sostenibilidad sin equidad no es solo un ideal moral, sino una necesidad práctica y estratégica para el desarrollo sostenible.

Diversos estudios y experiencias empresariales demuestran que las organizaciones que promueven la igualdad de género, experimentan mejoras significativas en su desempeño y competitividad.

>> Marcia Yazbek Apolo, Abogada y Master en Dirección de Empresas. Desde su rol de emprendedora social, lidera incitativas por la equidad de género como herramienta de competitividad empresarial.