Sam Altman, director ejecutivo de OpenAI, la empresa que desarrolló la controvertida aplicación de inteligencia artificial (IA) orientada al consumidor ChatGPT, suele cargar una llamativa mochila azul que ha sido bautizada como ‘mochila nuclear’.

Este objeto personal se ha popularizado y se han tejido una serie teorías sobre su contenido y finalidad. Altman conoce los beneficios de la inteligencia artificial para humanidad, pero ambién está consciente de los potenciales peligros.

Se cree que la mochila que Altman contiene su Macbook personal. Con esta computadora portátil, el creador de ChatGPT tendría la capacidad de apagar todos los servidores que albergan la inteligencia artificial. No importa el momento o el lugar, podrá hacerlo en cuestión de segundos, indica La República de Perú.

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Altman está de acuerdo en que se establezca una regulación para las IA. En mayo de 2023, el creador de ChatGPT estuvo en una audiencia ante el Senado de Estados Unidos y dijo lo siguiente: “Creemos que la intervención reguladora de los gobiernos será fundamental para mitigar los riesgos de modelos cada vez más potentes”.

Meses atrás el director ejecutivo enfatizó que los reguladores y la sociedad deben involucrarse con la tecnología para protegerse contra consecuencias potencialmente negativas para la humanidad. “Tenemos que ser cuidadosos aquí”, dijo en una entrevista a ABC News. “Creo que la gente debería estar feliz de que estemos un poco asustados por esto”.

“Me preocupa especialmente que estos modelos puedan utilizarse para desinformar a gran escala”, dijo Altman. “Ahora que están mejorando en la escritura de códigos informáticos, [podrían] utilizarse para ciberataques ofensivos”.

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Pero a pesar de los peligros, dijo, también podría ser “la mayor tecnología que la humanidad haya desarrollado hasta ahora”.

Los temores sobre la inteligencia artificial orientada al consumidor, y la inteligencia artificial en general, se centran en que los humanos sean reemplazados por máquinas. Pero Altman señaló que la IA solo funciona bajo la dirección o la entrada de los humanos.

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Espera que alguien le dé una entrada”, dijo. “Esta es una herramienta que está en gran medida bajo el control humano”. Pero dijo que tenía inquietudes sobre qué humanos tenían el control de entrada.

“Habrá otras personas que no se pongan algunos de los límites de seguridad que nosotros ponemos”, añadió. “Creo que la sociedad tiene un tiempo limitado para averiguar cómo reaccionar ante eso, cómo regularlo, cómo manejarlo”, enfatizó. (I)