Hay distritos que parecen ciudades, y ciudades que quisieran tener mar. Miraflores es ambas cosas: vida urbana con alma de balneario. Un lugar donde los apurados pasos de transeúntes y runners contrastan con un horizonte cuyo mágico atardecer obliga a voltear la cabeza cada cinco segundos.

Y es que no es casualidad que este distrito de Lima sea uno de los más apetecidos por turistas, pues ofrece paisajes, gastronomía y actividades para todas las edades.

Si te encuentras en Miraflores por poco tiempo pero quieres tener la oportunidad de conocer sus principales puntos de una manera rápida y divertida, un bicitour puede ser la mejor forma de aprovechar el día.

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¿Cuánto cuestan los recorridos en bicicleta?

Con recorridos de dos, cuatro y hasta cinco horas y media, el paseo guiado en bicicleta y organizado por LIMABICI, ofrece una vista diferente de este distrito, en el que, a pesar de su rápido desarrollo, se respeta a quienes se mueven por la ciclovía.

LIMABICI proporciona los equipos necesarios para un recorrido en bicicleta a lo largo de la ciudad. Foto: Martha Samaniego

Los precios varían dependiendo del tour que se elija y pueden reservarse con anticipación en limabicitours.com. El paquete más básico tiene un precio de $ 35 por persona (125 soles peruanos), e incluye el recorrido guiado por dos horas y un snack. Así mismo existen otros paquetes con actividades como clases de surf, o visitas a los huariques (‘huecas gastronómicas’ en Ecuador), cuyos precios ascienden a $ 57 y $ 92 respectivamente.

¿Cuáles son los sitios que visitas en recorridos de bicicleta en Lima?

Dentro del tour express, la primera parada es el Parque Central de Miraflores, constituido por el Parque Kennedy y el Parque 7 de Junio, espacios cargados de naturaleza, historia y… gatos.

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Así es, junto al Palacio Municipal, que fue construido en 1944, propios y extranjeros se congregan en el área verde para acariciar a los más de 200 mininos que lo han convertido en su hogar.

Foto: Martha Samaniego

“Como era una zona bastante sísmica solo se podía construir edificaciones de dos pisos por los movimientos”, narra Shila Reyes, guía de LIMABICI. “Los gatos se encuentran aquí porque hace más de 20 años los ciudadanos comenzaron a traerlos para lidiar con una plaga de roedores, luego ya se fueron reproduciendo y a muchos los abandonaron”, comenta.

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Actualmente, la Municipalidad de Miraflores y organizaciones voluntarias les han proporcionado casas de madera, alimento y también realizan campañas de esterilización y adopción para los turistas que se enamoran de uno de los gatitos.

¿Dónde queda el Parque del Amor?

Otro de los puntos memorables del bicitour es el Parque del Amor. Entre flores, mosaicos, y poesía, se levantan esculturas en honor al sentimiento más lindo del mundo.

“Este era un lugar muy conocido para pasear, pero ya en los años 90 se inauguró con toques más románticos, y luego ya se realizó la escultura de Cupido, del artista peruano Marcelo Wong”, narra Reyes.

La moderna figura está realizada en fibra de vidrio de un color rojo intenso y muestra al mítico personaje con su arco y flecha apuntando directamente al principal atractivo del parque: El Beso.

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Foto: Martha Samaniego

Esta estatua, obra del artista plástico Víctor Delfín, data de 1993 y muestra a dos amantes elaborados en arcilla besándose apasionadamente con sus extremidades entrelazadas entre sí. Con una altura de 12 metros, este ‘spot’ frente al mar en el Malecón Cisneros, se ha convertido en una postal inolvidable para los enamorados.

Aparte de las parejas, los comerciantes no desperdician la oportunidad de honrar al amor. Con la venta de candados han recreado una tradición ya conocida alrededor del mundo, asemejando al Pont des Arts, en París.

Aunque no se trata de un puente, en la reja frente a la orilla, las parejas dejan congelada la prueba de su relación en un candado que cierran con llave. Finalmente, escriben con marcador permanente la fecha en la que sellaron el ritual, con la fe intacta de que sus sentimientos no tendrán fecha de expiración.

Vista desde el Parque del Amor, en Miraflores. Foto: Martha Samaniego

“Si no tiene pareja, no importa, lleve el candado para que recuerde su amor propio”, gritan los comerciantes para asegurar las ventas. El parque, que también actúa como mirador a la costa, está decorado por mosaicos con versos que van desde el español Rafael Alberti hasta el peruano César Vallejo.

¿Qué hay en Barranco (Lima)?

El bicitour no solo comprende Miraflores, sino que llega hasta el bohemio Barranco, bajando más al sur por el Circuito de Playas.

Apenas se pisa este colorido distrito limeño, al caer la tarde, la sonrisa de Chabuca Granda, recibe a sus visitantes. La cantante y compositora peruana vivió en el barrio de Barranco desde los tres años, específicamente en un rancho en la Bajada de los Baños, y fue plasmada en el mural por el artista y fotógrafo Éric Cárdenas.

Mural en honor a la cantante peruana Chabuca Grande, elaborado por Éric Cárdenas. Foto: Martha Samaniego

Frente a la intérprete de ‘Flor de Canela’, se encuentra la heladería Speciale, punto esencial para refrescarse tras lo pedaleado. Con sabores tradicionales como la lúcuma y la chirimoya, los espacios de la casona se encuentran atendiendo al público desde 1942. Con diferentes presentaciones, sus precios van desde $ 1.62 (5.90 soles peruanos) por el ‘conito’, hasta casi $ 11 (39.90 soles peruanos) el litro.

Avanzando por la Bajada de los Baños, entre comerciantes, restaurantes y galerías de arte, es posible llegar al Puente de los Suspiros, edificación que inspiró una de las canciones de Chabuca Granda, con el mismo nombre.

El puente de los Suspiros en Barranco se construyó para unir los dos lados de la quebrada. Foto: Martha Samaniego

El paso elevado de madera fue construido en 1877, y esconde mitos relacionados a su nombre. Los lugareños dicen que se bautizó así pues al lugar acudían muchos enamorados y ‘suspiraban’ el uno por el otro. Además, existe la creencia de que si uno pide un deseo y cruza el puente conteniendo la respiración, este se cumplirá en el futuro.

A lo largo del trayecto, los murales, que reflejan la vida nocturna, y la diversidad de Barranco, terminan en la iglesia de la Santísima Cruz, frente al parque municipal, donde familias de todas las edades se reúnen a disfrutar de las tardes.

Los murales de Barranco cautivan a turistas para tomarse fotografías. Foto: Martha Samaniego

Aunque desde Barranco, el regreso a Miraflores es un poco cuesta arriba, ver al sol escondiéndose en el mar y sentir la brisa marina en el rostro, vale totalmente la pena. (E)