La paralización del Gobierno de Estados Unidos parecía el jueves camino a extenderse por otra semana o más, mientras los legisladores pasaron el tercer día de cierre sin poder salir del estancamiento y no se divisaba una posible solución hasta que la próxima crisis golpee a Washington el 17 de octubre.

Esa es la fecha límite para que el Congreso eleve el valor del límite de deuda del país, ya que de lo contrario entrará en cesación de pagos. Los miembros del Congreso ahora esperan que sea un punto de inflexión en la disputa sobre el presupuesto de Estados Unidos y la ley de Salud del presidente Barack Obama.

La situación parece "acercarse peligrosamente a la negociación por el techo de deuda", dijo Nancy Pelosi, líder de la minoría demócrata en la Cámara de Representantes.

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Pero las esperanzas de que el debate por el límite de deuda pueda resolverse sin una catástrofe aumentaron por reportes del 'New York Times' y el 'Washington Post' de que el presidente de la Cámara, John Boehner, dijo a otros legisladores que trabajaría para evitar la cesación de pagos aunque eso signifique depender de los votos demócratas, como hizo en agosto del 2011.

El senador Charles Schumer, el segundo demócrata en importancia en la Cámara alta, reaccionó ante los reportes y declaró: "Esto podría ser el inicio de un avance significativo".

La Cámara, controlada por los republicanos, continuó con lo que se ha convertido en un largo proceso de votación para financiar agencias federales populares -como la Administración de Veteranos, el Servicio de Parques Nacionales y los Institutos Nacionales de Salud- que se encuentran parcialmente cerradas.

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Los republicanos saben que el Senado liderado por los demócratas y el presidente Obama no acompañarán ese enfoque, pero les permite acusar a sus adversarios de trabajar contra los intereses de los veteranos, los parques nacionales y los enfermos de cáncer.

Obama desafió el jueves a los republicanos a "terminar con esta farsa" convocando a una votación sin condiciones de la ley de financiamiento.

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El presidente dijo que hay suficientes legisladores republicanos dispuestos a aprobar el proyecto de financiamiento de inmediato si Boehner permite que se realice una votación, pero que el líder se negaba a hacerlo porque "no quiere enojar a los extremistas al interior de su partido".

"Mi mensaje simple de hoy de hoy es 'convoca a una votación'", dijo Obama durante un discurso en una compañía de construcción de Maryland. "Realiza una votación. Termina con esta farsa y con la paralización ahora mismo", agregó.

El mandatario advirtió que mientras el cierre del Gobierno es costoso y doloroso, una cesación de pagos causada por una falta de acuerdo para elevar el límite de deuda federal generaría una crisis mucho más aguda para la economía.

Aunque algunos republicanos moderados han comenzando a cuestionar la estrategia de su partido, hasta el momento Boehner los ha mantenido unidos tras su idea de ofrecer una serie de pequeños proyectos de ley que reabrirían partes determinadas del Gobierno, las más afectadas por el cierre. Los demócratas rechazan la propuesta de una reanudación fragmentada.

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Departamento del Tesoro advierte
En un reporte aparecido el jueves que detalla el potencial impacto de un default, el Departamento del Tesoro advirtió que el no pago de las cuentas de la nación podría castigar a negocios y familias estadounidenses con una recesión peor que la del 2007 al 2009.

"Una cesación de pagos no tiene precedentes y tiene el potencial de ser catastrófica: los mercados de crédito se congelarían, el valor del dólar podría desplomarse, las tasas de interés se elevarían desmesuradamente", dijo el Departamento del Tesoro.

"Los efectos negativos podrían verse en todo el mundo y podría haber una crisis financiera y una recesión similares o peores a los eventos del 2008", aseveró.