Quiere que lo recuerden como un arzobispo que trató de servir del mejor modo posible. Monseñor Antonio Arregui, de 76 años, dice estar sereno, a quince días de ser reemplazado por su homólogo de Cuenca, Luis Cabrera, como líder de la Arquidiócesis de Guayaquil.

Mañana, el arzobispo saliente oficiará la misa de ordenaciones sacerdotales, en la Catedral, y luego participará en una verbena que el Municipio le hará en el parque Seminario.

Dicha eucaristía y la procesión de Cristo Rey, del domingo, serán los últimos actos solemnes que presida.

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La tranquilidad de monseñor Arregui se refleja cuando bromea sobre su nueva designación, la cual aún no tiene definida. “Con denominación, digamos, tipo lo que usan ustedes en los medios, un free lance”, expresa con una carcajada.

Y comenta que luego de cumplir 13 años de arzobispado en Guayaquil (desde mayo de 2003), seguirá radicado en esta ciudad con su hermana menor, María Isabel, el único pariente que tiene aquí, puesto que él es de Oñate, España.

“Yo me he de acercar, desde luego, a la actividad pastoral de alguna iglesia, de alguna parroquia cercana, de alguna actividad educativa, de alguna obra social. En fin, todavía tengo el horizonte muy abierto”, cita.

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Pero lo que sí tiene definido es que no asistirá a la posesión de su sucesor, Luis Cabrera, el próximo 5 de diciembre. Monseñor Arregui cree conveniente que el nuevo arzobispo tenga “la cancha despejada”.

“Para que solamente haya la alegría de recibirlo, no la sombra de alguien que se va. En fin, la gente es muy sentimental y cariñosa y no valdría el poner esa nota de pena”, menciona el también presidente de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana entre el 2008 y el 2014.

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Él ya palpó ese cariño de la gente en una despedida inesperada que le organizaron en el camposanto Jardines de Esperanza, después de que oficiara la misa por el Día de Difuntos, el 2 de noviembre pasado.

En esa ocasión, los fieles católicos le pidieron la bendición, lo abrazaron, se fotografiaron con él. Aquello se ha replicado mucho en estos días, en los sitios a los que ha ido.

Pero el religioso cuenta que una de las manifestaciones de afecto que más recordará se dio esta semana y provino de una adulta mayor, quien al verlo le regaló un caramelo y le sonrió. Ese episodio, recalca, le trajo a la mente la ofrenda de la viuda, que relata la Biblia en el libro de Marcos, hecho del que se habló en la misa dominical del 8 de noviembre pasado.

“Ella lo hizo por amor de Dios, y es el caramelito que a lo mejor tenía guardado para algún nieto. Me conmovió un poco la señora”, cita.

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Del jubileo de la Misericordia, convocado por el papa Francisco y que será del 8 de diciembre de este año al 20 de noviembre de 2016, monseñor Arregui considera que “traerá una gracia muy grande para que todos aprendamos un poco mejor a imitar a nuestro señor y a ser portavoces de su misericordia”. (I)

Detalles
Últimos actos

En el Arzobispado
A las 10:00 de mañana monseñor Antonio Arregui oficiará la misa de ordenaciones sacerdotales en la Catedral. A las 12:00 estará en una verbena en el parque Seminario y el domingo, a las 17:00, presidirá la procesión de Cristo Rey, de la Catedral al cerro del Carmen.

Satisfacción por haber podido participar en tantos procesos en los que se ha involucrado a mucha gente para tratar de hacer mejor las cosas. La visita del papa fue la cumbre.Antonio Arregui, arzobispo