25 miembros fijos de Kare, la ONG que desarrolla y respalda iniciativas de asistencia humanitaria que la activista de derechos humanos Karla Morales creó en 2014, y casi 300 voluntarios que con esta colaboran, han gestionado más de 200 viajes terrestres con donaciones para atender a casi todo Manabí, la más afectada por el terremoto que afectó al país el pasado 16 de abril.

El de Karla Morales es uno de los nombres que no se puede –ni se podrá ya– desligar del terremoto que el pasado 16 de abril, hace exactamente un mes a las 18:58, estremeció a Ecuador desde Manabí, provincia que con Esmeraldas fueron las más afectadas por esta catástrofe que cobró 660 vidas.

No se puede ni se podrá ya obviar el nombre de Karla Morales de este dramático capítulo de la historia del Ecuador, porque Karla Morales no dudó en moverse, actuar y sobre todo aunar esfuerzos, sumar manos y confluir ideas en una gran oleada de solidaridad, una oleada que –sin esperarlo– se tornó imparable y le permitió a ella y a su equipo fijo y de voluntarios ser los primeros en llegar, al día siguiente del sismo, a zonas devastadas de Manabí como San Vicente y Canoa con 28 camiones repletos de donaciones.

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Sola, reconoce, no habría podido hacerlo. “La mejor manera de llevar ayuda es trabajando en equipo como un colectivo”, expresa al teléfono. No tiene mucho tiempo libre ni siquiera para contestarlo, pero desde el otro lado del auricular recuerda su primeras acciones.

En las dos primeras semanas realizaron unos 4.000 chequeos médicos

Tras cerciorarse de que su madre, Martha Rosales, quien se encontraba en Bahía de Caráquez al momento en que la naturaleza sacudió al país estaba bien y de enterarse por medio de las redes sociales de la magnitud de la afectación decidió activar la red de voluntarios que colaboran con su fundación, Kahre, y avisarles que al día siguiente empezarían desde las 06:00 a recibir donaciones en su casa, que convirtió en centro de acopio.

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Un tuit que publicó la misma noche del terremoto, indicando que al día siguiente saldría a Manabí llevando ayuda, le permitió a mucha otra gente sumarse a la escalada humanitaria al saber dónde y qué donar para los damnificados: la casa de Karla en la vía a la costa y la de Daniela Holguín, en Samborondón (ahora tienen centro de acopio en San Vicente).

Y así como ese tuit fue el primer eslabón de una cadena de solidaridad que se estima estaría entre los 5 o 6 millones de dólares, las redes sociales son las que le han permitido a Karla y a Kahre seguir atendiendo a las zonas afectadas. “...Había mucha desconfianza en el proceso de repartición y entrega, ahí fue que seguí usando Twitter como un mecanismo de transparencia para que la gente vea que se estaba entregando lo que estaba llevando, sobre todo porque era su esfuerzo el que estaba regalando”, sostiene.

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Dice que, en el fondo, sí se esperaba el despliegue de solidaridad de los ecuatorianos, mas, no que se dé y se geste tan rápido. “Cuando se trata de ser respuesta solidaria, cuando sabemos que no responde a etiquetas, a camisetas, a partidos políticos sino a que hay gente que se nos está muriendo y que necesitamos ayudar. Sé que nos unimos independientemente de ideologías, de las religiones, de las profesiones, hasta del equipo de fútbol”, refiere.

Confiesa que el hecho de que las personas hayan confiado y sigan confiando en ella la ha sorprendido. “Somos una cultura que necesita ver qué está pasando para creer que está pasando y recibir esta respuesta tan gigante cuando no había ni una foto, ni un video... que alguien crea porque tú lo dices, eso sí me sorprendió, al mismo tiempo me comprometió a que sea transparente, a que responda al nivel de la confianza que le gente estaba depositando en mí para poder llevar la ayuda”.

Para Karla, de 29 años, ayudar a otros no es algo nuevo. Rememora que desde que tenía unos 5 o 6 años su mamá la llevaba a ella y a sus otros tres hermanos a comunas de Manabí. “Mientras la mayoría de personas vacacionaba en Playas o en Salinas, mi mamá nos llevaba a compartir. Llevábamos nuestros libros, ayudábamos a enseñar a leer...”.

Su madre también influyó en que Karla optara por estudiar Derecho, en lugar de seguir sus pasos, y los de su padre, y escoger al periodismo como oficio. “Mis papás son periodistas, pero mi mamá me dijo que ella me recomendaba más que esté en el campo de acción de la defensa, más allá que estar en la comodidad de denunciar las cosas únicamente…”. Por eso Karla no se queda quieta.

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Todo el mundo creía que Ecuador era un pueblo dividido y terminamos demostrando que estábamos más unidos que nunca.

Por ya varios años ha estado vinculada a la ayuda humanitaria, una vocación que reafirmó en 2007 cuando se fue a Washington a trabajar, casi un año, en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. “Ahí descubro que a esto es a lo que me quería dedicar y desde ese entonces siempre estuve vinculada con organismos que trabajaban en el tema”, cuenta.

Por esta experiencia, dice, aunque en Ecuador no había pasado una situación similar en 67 años, desde un inicio tuvo claro de que la recuperación tomaría años y que a esta fase también debían contribuir.

Lo harán focalizando la entrega de donaciones a albergues y refugios, capacitando a los afectados en diversas áreas, así como potenciando sus saberes y habilidades para que puedan sumarse a la reactivación económica del país. Además, por mencionar otra causa, cuentan con el permiso municipal para adecuar y pintar los espacios públicos de San Vicente. (I)

40 es la cifra estimada de comunidades manabitas que recibieron ayuda

#cinekahre
El pasado 8 de mayo Karla informó sobre esta iniciativa de entretenimiento que le permitirá a distintas comunidades y albergues ver películas al aire libre todas las noches.

#LasMadresdeAbril

Con este hashtag informó que el 9 de mayo comenzaría la instalación y el equipamiento de un albergue para madres solteras que llevará ese nombre y en el que mujeres y niños recibirán atención integral y talleres de desarrollo.

#LaPiedradelaUnion

Se trata de una línea de arte en piedra que los pequeños de San Vicente elaboran todos los sábados y que se pueden comprar por $ 10 para ayudar a los damnificados. Este trabajo busca ayudar a los niños a través de la pintura.

#juntospodemos
Lo usa cada vez que anuncia sobre donaciones particulares, de la empresa privada y ONG nacionales y extranjeras; desde filtros y tanques de agua, leche, suplementos y cereales para niños; kits de aseo y de limpieza de ropa, etc.