Las mujeres por tradición heredaron el oficio de tejer, ahora lo hacen eventualmente. No obstante, este trabajo pasó a manos de los hombres tsáchilas, quienes hacen su propia indumentaria y también otras prendas para comercializar.

La enseñanza de esta actividad está tomando fuerza en las comunas tsáchilas. En Chigüilpe, unos 20 varones realizan los tunán y mampé tsampé (faldas de hombres y mujeres) en los telares artesanales, informa el portal lahora.com.ec.

Emilio Calazacón, de 25 años, cuenta que tejer le crea una conexión con la prenda elaborada, porque existe esa apropiación de tener algo hecho con sus propias manos. “Si lo tejo lo siento mío, puedo elegir los colores que me gustan y darle el acabado deseado”, manifiesta.

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Esta actividad la lleva a cabo en la Casa del Telar de la comuna Abraham Calazacón, donde también se efectúan demostraciones a los turistas.

Los visitantes observan en vivo cómo los hombres confeccionan sus prendas, mientras los guías nativos les explican que estas fueron una alternativa para protegerse las partes íntimas, según lahora.com.ec.

Seis telares existen en este lugar, cada uno con diferentes diseños y matices de vestimenta. En estos también se elaboran artesanías como ponchos, tapices, bufandas, fajas, camisas, chales, manteles, bordados a mano, entre otros.

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Abraham Calazacón, miembro de la comuna, señaló que en 1995 se creó el Museo etnográfico, en el que se empezó a enseñar el uso de los telares a los hombres. Esto es porque se fueron organizando para emprender el tema del turismo, puesto que la agricultura ya no brindaba los recursos necesarios.

También porque la demanda que tienen sus piezas de ropa elaboradas a mano ha aumentado, sobre todo para los turistas extranjeros que llegan a buscar de 100 a 300 unidades de alguna prenda, por lo general en las fiestas especiales.

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Las faldas se tinturaban de color naranja y negro, ahora las mujeres usan la lana para crear faldas multicolores que representan los tonos del arco iris y los hombres prefieren el blanco y el negro.

Los integrantes de esta comuna buscan potencializar la marca tsáchila, ya que el hilado manual es muy valorado por los extranjeros. El precio de una falda, cuya elaboración demora una semana, es de $ 70. (I)