A menos de tres meses de las elecciones generales en Brasil, además de la disputa política entre los partidos y personalidades, y de la corrupción que los envuelve, otra arista de peso para la decisión de los votantes será la violencia que vive el país desde inicios de este siglo.

Tanto así que el segundo en intención de voto –detrás de Lula Inácio Lula da Silva–, el ultraderechista Jair Bolsonaro, ha prometido flexibilizar el acceso a las armas a la población. En otras encuestas en la que no participa Lula, es el favorito por el momento, con el 17%.

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Esto, en un país donde en 2016 murieron 62.517 personas asesinadas, provocando una tasa de homicidios de 30,3 víctimas por cada 100.000 habitantes, según las estadísticas del Instituto de Investigación Económica Aplicada (IPEA) y del Foro Brasileño de Seguridad Pública.

Una publicación de CNN indica que un informe de IPEA cifra que entre 2006 y 2016 unas 553.000 personas fueron asesinadas en Brasil, siendo el 2016 el de mayor muertes, pero aclara que en 2014 también se pasó la cifra de los 60.000 y desde el 2008 han sido más de 50.000 al año.

El informe también indicaba que el 71,5% de las víctimas eran personas afrobrasileñas o pardas (trirracial o mulato).

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Diario O Globo extiende esas cifras. Explica que en 2001 y 2015 hubo más, 786.870 homicidios. El 70% causados por armas de fuego y contra jóvenes afrobrasileños, dice El País.

O Globo incluso hizo un corto documental a finales del año anterior sobre el estado de guerra en que se encuentra Brasil. En él destacaban que aunque haya más de 205 millones de personas en la nación, la cifra de muertes superaba a países como China, India o EE.UU. Además de que la violencia de Brasil en los primeros 15 años del nuevo milenio es comparable o superior a las poblaciones de Guyana, Fráncfort, Sevilla, Seattle, Atenas, Oslo, Helsinki o Copenhague.

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Sumando los 786.870 a los 62.517 de 2016 son 849.387 asesinadas desde 2001 hasta 20016.

En una entrevista con RT, el sociólogo brasileño Vinicio Sartorato dice que en su país hay “más asesinatos que en Siria”, que está en medio de una guerra civil desde 2013.

Sartorato agrega que la mayoría se da en las periferias de las grandes ciudades.

Las crecientes tasas de homicidio también afectan la economía y provocan un aumento exorbitante en los costos de seguridad pública, según AP.

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Más allá de los estragos emocionales en las familias y las comunidades, los homicidios entre 1996 y 2015 le robaron al país más de 119.000 millones de dólares en capacidad productiva potencial, según un estudio preparado por el Gobierno brasileño con contribuciones del instituto de investigación Igarape, de Río de Janeiro.

Durante ese periodo se triplicaron los costos de seguridad tanto pública como privada.

Los costos en general por la criminalidad en Brasil, el país más poblado de Latinoamérica, equivalen a cerca del 4% del producto interno bruto, según el estudio.

“Refleja una imagen muy perturbadora”, dijo Rob Muggah, director de investigación de Igarape, y agregó que el reporte utilizó bases de datos conservadoras y, por lo tanto, el número real puede ser mucho más elevado.

Brasil se prepara para las elecciones presidenciales del 7 de octubre y la seguridad pública es un tema crucial para los votantes. Una intervención militar en Río de Janeiro ha generado el debate de cuál es la mejor forma de confrontar la creciente violencia.

En números brutos, Brasil ha tenido mucho más homicidios cada año que cualquier otro país. La tasa de homicidios del país lo coloca a la par de países como República Dominicana, Ruanda, Sudáfrica y la República Democrática de Congo, según Igarape. (I)