“Se está atravesando un momento difícil que tiene que ver con el descontrol de los precios, la falta de trabajo para mucha gente”, dice el sacerdote Pepe Di Paola, referente de los “curas villeros”, el movimiento de sacerdotes que viven en las barriadas precarias de Argentina.

Di Paola ejerce su labor pastoral en un barrio humilde llamado La Cárcova, ubicado en la localidad de José León Suárez, a unos 30 kilómetros al norte de la Capital. Estamos en pleno Gran Buenos Aires, la inmensa área metropolitana en la que viven unos 13 millones de personas. Una zona que en las primarias también castigó al presidente Mauricio Macri y a su heredera política, la gobernadora de la provincia María Eugenia Vidal. 

Es que el sacerdote está en contacto a diario las necesidades de los más pobres. Y si en Buenos Aires la situación es difícil, acá, en el corazón del conurbano, es mucho peor.

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¿Cómo es la situación en el barrio?

Acá, como en todos los barrios populares de Buenos Aires y de las provincias argentinas, se está atravesando un momento difícil que tiene que ver con el descontrol de los precios, la falta de trabajo para mucha gente. La falta de trabajos formales e informales. Hay una situación complicada. Afortunadamente hay dos cosas que ayudan. Una es la “asignación universal por hijo” que se dio desde el gobierno anterior y que perdura y otra es la presencia de movimientos sociales que han logrado la posibilidad que muchos argentinos tengan un dinero para poder vivir. Son cosas que no se dieron antes. En 2001, cuando estaba en un barrio popular como la Villa 21 (ubicada en Buenos Aires) no había eso.

¿Cómo evolucionó la situación en los últimos años?

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Acá hubo un empeoramiento grande, pero hubo algunos resortes. Argentina tiene el problema que no encuentra el modelo que tuvo su apogeo extraordinario entre el 1945 y el 1955 (durante el primer gobierno de Perón). La mayoría de la gente estaba empleada, tenía su obra social. Eso se fue perdiendo a partir de la dictadura militar (1976-1983) y no se fue recuperando en la democracia. En la democracia sí hubo gobiernos que intentaron paliar la situación de los más pobres, pero este fundamento importante de desarrollo de un país que tiene industria propia no se logró dar. Creo que el gran desafío para Argentina es generar una economía sólida en base a un proyecto nacional y popular.

¿Cuáles son las principales demandas de la gente?

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Lo básico, expresado en un trabajo. Nosotros pensamos que ahí está la clave fundamental del equilibrio argentino. El argentino se caracterizó por tener un trabajo siempre. Y después los problemas justamente son no tener las changas, que es un trabajo más irregular que es propio de estos barrios. La comida, los remedios que se han puesto carísimos. Entonces se ve una situación difícil. Y por eso yo estaba seguro que el gobierno iba a perder en las elecciones.

¿Cómo lidian con el aumento de las necesidades de la gente frente a la escasez de recursos?

Es difícil. Nosotros podemos dar tantas bolsas de alimentos, tenemos tantos comedores, centros educativos. Seguimos trabajando a pesar de la crisis siempre. No nos formamos a partir de la crisis. Tenemos un modo de trabajar que hace que estemos en el barrio tratando de dar respuestas a la gente del barrio. Hay momentos que tenemos que poner más imaginación por las realidades que nos toca vivir. (I)