Con las palmas levantadas, María Guamán, de 23 años, acompañaba la melodía de un cántico religioso la tarde del martes pasado en uno de los ingresos cerrados del parque Centenario de Guayaquil. “Qué bonito es andar con Cristo, qué  bonito es andar con él”, repetían María y decenas de indígenas evangélicos que se concentraron para protestar contra las medidas económicas dispuestas por el gobierno de Lenín Moreno.