Observar monedas y billetes del sucre transporta a Gonzalo Burgos a 1957, cuando tenía 12 años. A su mente viene la época escolar: “Cuando estaba en la escuela mis padres me daban moneditas para el bar y compraba las golosinas con cinco centavos, en esa época le llamaban medio”, recuerda.

Burgos, de 62 años, lleva décadas guardando monedas de distinta denominación y otras que las considera “especiales”: “Tengo monedas acuñadas en 1933 y 1946”.

Recuerdos de su infancia vienen a la mente de Gonzalo Burgos al ver el sucre. Foto: Ronny Zambrano.

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También posee una gran cantidad de billetes que a pesar del tiempo se conservan en buen estado.

Billetes de veinte, cien, cincuenta sucres, mil, cinco mil, diez mil y hasta de cincuenta mil atesora en una cajita guardada en su vivienda, ubicada en el centro de Guayaquil.

En tanto que Florencio Compte mantiene su colección de sucres en carpetas, una parte de ellas heredada.

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“Yo empecé a guardar desde que era niño. Los billetes del sucre pertenecieron a mis abuelos, mis padres, que guardaron los que tenían. Tengo otros que son donaciones de personas que no les interesaba conservar y otra parte de lo poco que he ido comprando”, indica.

El coleccionista guayaquileño de 57 años señala que a raíz del anuncio de la dolarización (9 de enero de 2000) su afición fue aumentando.

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“Se hizo más fuerte el coleccionar porque esto (sucre) es parte de nuestra historia, es un referente de los cambios económicos y políticos”, dice.

Florencio Compte, en varias carpetas, tiene guardados billetes del sucre. Foto: Belén Zapata Mora.

Menciona que al verlos recuerda los momentos ‘traumáticos’ que vivió durante el feriado bancario.

“Era una incertidumbre total, mucha gente perdió sus ahorros. Uno de los recuerdos que tengo es que entre las personas se pasaban los mensajes de que los bancos iban a cerrar. En mi caso, yo fui a una agencia en Urdesa, donde trabajaba, y mi jefe me hacía señas para que vaya rápido. Yo hasta que encuentre parqueo ya habían cerrado las puertas”, cuenta.

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En ese contexto indica que con el tiempo recuperó los ahorros, pero con pérdidas.

En tanto, Celso Benigno no esperaba que su hobby se convertiría en un negocio.

Desde Loja, su ciudad natal, viene coleccionando sucres y hace diez años en Guayaquil.

Pero desde hace seis compra, vende e intercambia en su local, ubicado en avenida 9 de Octubre, entre Vélez y Chile, en el centro de Guayaquil.

“Estando aquí me he dado cuenta de que hay personas que se interesan mucho sobre todo por la cultura; y es importante tener esto para que los niños, jóvenes conozcan lo que sus padres, abuelos manejaron toda su vida: que fue el padrón financiero”, apunta.

Monedas y billetes del sucre se ofertan en un local ubicado al centro de Guayaquil. Foto: Belén Zapata Mora.

Señala que algunos ciudadanos llevan billetes de cinco, diez, veinte y cien sucres. Estos los oferta a $1 cada uno.

Pero hay quienes optan por llevar la serie de 5 hasta 50 000 sucres. Su valor es de $25.

En cuanto a monedas, una colección de tres series (1937-1986 / 1988-1991 / 1995-1997) cuesta $60.

Los coleccionistas esperan que la afición por atesorar el sucre siga traspasando más décadas para evitar que la antigua moneda quede en el olvido.

“No hay que olvidar lo que sucedió. Se dice que quien no conoce el pasado está casi obligado a repetirlo”, menciona Compte. (I)