Es difícil asegurar si las tensiones entre Estados Unidos e Irán podrían o no desencadenar un conflicto bélico que provoque a su vez uno más grande.

Las preocupaciones crecieron cuando Estados Unidos lanzó un ataque que acabó con la vida del general iraní Qasem Soleimani, cuando este estaba en Irak. Como respuesta, Irán lanzó misiles contra dos bases militares estadounidenses también en Irak, pero según autoridades no hubo ninguna persona afectada. Al día siguiente cuando el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció que solo respondería con sanciones económicas, el mundo sintió que bajó la intensidad del cruce.

Carlos Estarellas, exsubsecretario del Ministerio de Relaciones Exteriores de Ecuador, cree que por ahora no habrá un conflicto directo entre ambos, pero aclara que cuando se comienza una confrontación nunca se sabe dónde va a terminar. "Yo no creo que esto ya acabó. Lo lógico sería que vayan a negociar en el plano diplomático porque incluso el tratado del presidente Obama ya Irán lo desconoce, por lo que lo ideal sería una nueva negociación", dice.

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Estarellas añade que también hay otros factores a tomar en cuenta y que sobrepasan las relaciones de estado a estado: los grupos irregulares y terroristas que están incluidos en el conflicto. Estos se nutren de las injusticias internacionales y en Medio Oriente siempre está en el medio el problema Israel-Palestina, que es muy grave y mientras no se encuentre una solución a eso siempre va a haber inestabilidad en esa región porque los grupos toman eso como bandera de batalla.

"El problema del mundo occidental y EE. UU. es que ve al mundo musulmán como si fuera uno solo, cuando los musulmanes también están divididos... es como que nos acusen a todos los cristianos -católicos, evangélicos, testigos de Jehová- de ser iguales cuando no se puede poner todo en una misma cesta. Habrá que esperar y ver si hay una decisión firme de llegar a una mesa de negociaciones para parar esto, pero no será rápido", apunta Estarellas.

En tanto, el excanciller ecuatoriano José Ayala Lasso cree, por los anuncios que ha habido hasta este momento, que la imprudencia del mandatario estadounidense puede seguir un curso poco manejable o inmanejable que termine ocasionando una guerra. Sin embargo, Trump también acaba de demostrar que cuando se emplea la fuerza se muestran las debilidades del rival y la respuesta de Irán lo obligan a ser prudente y no dar un represalia inmediata como podría querer o esperar.

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El líder supremo de Irán llora en el velorio del general Qasem Soleimani.

Piensa que pese a que Trump dice que todo está bien en este momento, seguramente están pensando en nuevas tácticas y estrategias para responder. Por otro lado uno de los axiomas fundamentales de la estrategia militar es emplear la fuerza como amenaza para no emplearla en un enfrentamiento directo, pero esto crea un punto medio difícil de determinar porque podría haber errores desencadenantes de un conflicto.

"El juego militar hasta el momento me da la impresión de que es un juego de amenazas hasta el punto de que no sea necesaria ejecutarla", dice Ayala, quien también apunta que pese a que aún no se conoce cómo serían las nuevas sanciones de EE. UU., esto es nuevamente tratar de exacerbar al pueblo de Irán, que es un país históricamente significativo, y la única manera de asegurar la paz es usar medios pacíficos para relacionarse con los demás, ya que es poco probable que los iraníes acepten tranquilos las condiciones de Washington.

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Este jueves Irán emitió señales ambiguas al decrecer aparentemente las tensiones con Estados Unidos. Su presidente Hasán Rohani advirtió que habrá una "respuesta muy peligrosa" si Estados Unidos comete "otro error", según AP.

Altos mandos militares iraníes usaron un tono más agresivo. Abdola Araghi, miembro del estado mayor conjunto, dijo que la Guardia Revolucionaria "impondrá una venganza más severa al enemigo en el futuro próximo", de acuerdo con la agencia noticiosa semioficial Tasnim.

Sin embargo, especialista de diferentes países ven aún difícil que sean los iraníes los que den una respuesta demasiado dura que termine provocando que se involucre abiertamente en una guerra.

En una conversación con el primer ministro Boris Johnson este jueves, Rohani exhortó a Reino Unido a denunciar el asesinato de Soleimani, a quien muchos en Irán consideran un héroe nacional por cumplir un papel crucial en la derrota del grupo Estado Islámico y la resistencia a la hegemonía occidental. Mientras que EE. UU. lo acusaba de planear ataques y apoyar a grupos a los que califica de terroristas.

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Precisamente esto último también debe tomarse en cuenta porque los analistas advierten que las acciones de EE. UU. están haciendo que cada vez colaboren más entre sí países como Irán, Irak -facciones políticas pro iraníes- y Siria, y grupos como Hezbolá y Hamás, entre otros. Además de que estos también podrían reaccionar hacia Israel, el mayor aliado de EE.UU. en la región, país que no aceptan en la región, pero que también tiene un gran poderío militar.

Frenar una guerra

Las acciones de Trump en los próximos días y semanas significarán mucho más que las palabras de un discurso preparado. En medio de todo esto la oposición interna a Trump, liderada por la bancada demócrata en el Congreso y dos miembros republicanos del Senado, han expresado un profundo escepticismo sobre la justificación del gobierno sobre la orden de mandar matar al general Soleimani y están exigiendo que el Congreso reafirme su poder sobre el uso del ejército estadounidense por parte del comandante en jefe contra otra nación.

Citando la Resolución de Poderes de Guerra de 1973, que prohíbe a un presidente llevar al país a la guerra sin la aprobación del Congreso, la medida "ordena al presidente que suspenda el uso de las fuerzas armadas de Estados Unidos para participar en hostilidades contra Irán o cualquier parte de su gobierno o ala militar ". Pero el texto, presentado por la congresista Elissa Slotkin, exfuncionaria de la CIA con amplia experiencia en Irak, también prevé excepciones clave, permitiendo el uso de la fuerza para defenderse o prevenir un ataque "inminente" contra Estados Unidos o los estadounidenses, según AFP. (I)