El año lectivo en la Universidad de Guayaquil empezó con protestas, reducción en la plantilla de docentes, retrasos en sueldos de trabajadores e inconvenientes por la falta de capacitación para manejar plataformas web, tanto para los estudiantes como profesores.

En esta pandemia, autoridades inauguraron una plazoleta en la que se ya se reubicaron estatuas y bustos de personaje de tendencia de izquierda, que estaban dispersos en el campus.

En la denominada plaza de la Revolución están las imágenes del expresidente chileno Salvador Allende, el activista de izquierda Ricardo Jarrín y el expresidente de la Aso. de Escuela de Derecho Rafael Brito Mendoza.

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El jueves 30, el rector Roberto Passailaigue destacó el interés por “rescatar la historia de los movimientos políticos socialistas que han tenido influencia en Latinoamérica y el mundo”, se señaló en un comunicado.

Sin desestimar la importancia de resaltar el valor cultural de estas figuras, León Roldós Aguilera, exrector de la Estatal, se pronunció acerca de la decisión. “Hoy día, solo por quitarlo a Allende de donde estaba, armar una plazoleta de la revolución me parece un gasto innecesario”, dijo.

Para Roldós, son los asuntos elementales los que deben preocupar a la directiva y le parece “inimaginable” que una universidad que “no tiene ni para pagarles dos meses a los profesores” plantee la movilización de una estatua y la construcción de la plazoleta.

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El legislador liberal Henry Cucalón considera que esta decisión parte del ejercicio de la autonomía universitaria y que lo lógico en esa libertad es que estas imágenes puestas por autoridades actuales o del pasado “tengan que ver con el conocimiento, con la academia”, que muchas veces esas personas terminan vinculadas a la política, dijo.

Sugiere que a futuro se podría tomar en cuenta a personajes destacados –más allá de ideologías– en la generación de pensamiento académico, como Jorge Zavala Baquerizo, Carlos Arroyo del Río, Ramiro Larrea Santos. “En todo caso esa decisión no la toma el poder político, los partidos ni siquiera la prensa, la toma la comunidad universitaria, porque esa es su autonomía”, explicó Cucalón. (I)