Lápidas y parte de la estructura de varios mausoleos del cementerio Patrimonial de Guayaquil han sido hurtadas en las últimas semanas.

Un equipo periodístico pudo evidenciar que incluso la lápida del fundador de EL UNIVERSO, Ismael Pérez Pazmiño, y de su esposa, han sido robadas. En un recorrido por este camposanto, uno de los mayores atractivos turísticos de la ciudad por la alta calidad estética de sus tumbas, quedaron varias fotografías como prueba de los hurtos a las tumbas que están a pocos metros de la puerta 4, a la que se accede por la calle Julián Coronel.

Según Roberto Wong, jefe de operaciones de este cementerio que pertenece a la Junta de Beneficencia de Guayaquil, la compañía de seguridad hizo las investigaciones y determinaron que fueron indigentes que pernoctaban en los árboles del cementerio.

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“No se los pudo atrapar, se escaparon de la Policía, después del robo desaparecieron”, señaló el funcionario; sin embargo, el mayor Marcos Carranco, jefe de operaciones de Policía del distrito 9 de Octubre, aseguró esta semana que ellos no han sido alertados de ninguna novedad, pero explica que estos robos están relacionados con la posterior venta y fundido de metales.

La lápida de los Pérez contaba con grandes piezas de cobre. A otras tumbas cercanas les faltan piezas de mármol.

El representante del cementerio asegura que ya se duplicó la guardia nocturna del sector y se reforzaron los cercos eléctricos. Además, sostiene que se estarían instalando más cámaras de seguridad para monitorear el movimiento del cementerio las 24 horas.

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Explica también que el departamento de seguridad alerta a la Policía cuando hay novedades y juntos realizan las pesquisas en el interior del cementerio. “ posteriormente se formula la denuncia del robo ante las autoridades pertinentes y finalmente se notifica a la compañía aseguradora”, detalla Wong.

Carranco ordenó esta semana duplicar los operativos en el sector. (I)

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Consumidores vivían en la antigua morgue

Según el mayor Carranco, hace algunas semanas se desalojó a indigentes y consumidores que vivían en la antigua morgue de la Universidad de Guayaquil, una estructura abandonada ubicada junto al Cementerio General, en la calle Julián Coronel.

Ese lugar, con fácil acceso al camposanto, era usado para la venta y consumo de estupefacientes. Los agentes que realizaron el operativo encontraron en el sitio algunas piezas humanas, como partes de cráneos que estaban en las habitaciones donde años atrás funcionaban laboratorios.

El jefe policial mencionó que incluso esa misma noche se allanó una casa cercana, donde supuestamente se vendían drogas. Él sostiene que se realizan rondas constantes por el sector durante las noche para evitar que el inmueble sea tomado nuevamente por indigentes. (I)

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