El aprovechamiento de las grandes reservas de gas natural de varios países de la región y la explotación de minerales cítricos como el cobre, litio y otros minerales son oportunidades que se pueden explorar para llegar a una transición energética.

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El Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF), en su último reporte económico enfocado en este objetivo, aborda los desafíos y esfuerzos que tiene cada país para, en función de sus realidades, impulsen estrategias que ayuden a la disminución de las emisiones y alcanzar la transición adecuada.

El desafío actual es reducir la emisión de dióxido de carbono derivado de la producción de energía generada por fuentes fósiles en la región. Actualmente, América Latina y el Caribe contribuye con el 11 % de emisiones que, aunque es una cifra baja, convierte en vulnerable a la zona a los efectos negativos del cambio climático.

En Ecuador, las emisiones se derivan de la industria y el suministro de energía, seguido del sector agropecuario, silvicultura y transporte.

La CAF detalla que si se sustituyera el 50 % de los usos actuales de petróleo y carbón por gas se podrían reducir en un 7 % las emisiones de la región, lo que representaría casi un 65 % del total de compromisos que la región se fijó para 2030. Una meta que aún se ve lejana.

El gas puede jugar un rol crucial sustituyendo combustibles fósiles más contaminantes como el petróleo y el carbón.

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En el reporte, presentado este jueves, 13 de junio, en Santiago de Chile, se recalca que dicha transición energética deberá ser justa, favorecer un crecimiento económico inclusivo y contribuir al cierre de brechas de ingreso per cápita respecto al mundo desarrollado y a la reducción de la desigualdad y la pobreza.

De hecho cita que, aunque cada país deberá encontrar su portafolio de políticas, en forma colectiva los países de América Latina y el Caribe se pueden beneficiar de una coordinación regional para garantizar que sus voces y preocupaciones tengan eco en negociaciones internacionales.

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Para afrontar los retos de la transición energética, el reporte plantea además cuatro políticas transversales: el financiamiento verde, los mercados de carbono e impuestos al carbono; las tecnologías de captura y uso de carbono; y la economía circular.

Con ello, afirma la CAF, se llegaría a una transición justa que también precisa cerrar las brechas de acceso y calidad de energía que aún persisten en la región.

Durante el lanzamiento del reporte, Sergio Díaz-Granados, presidente ejecutivo de CAF, dijo que la transición es un proceso que tiene luces y sombras, pero que si existe coordinación y voluntad entre países se puede avanzar hacia ese objetivo.

“Es una bitácora (el reporte) que se espera se traduzca en operaciones y proyectos de acuerdo a la realidad de cada país. (...) Se ratifica el compromiso de acompañar a la región en el proceso de transición”, mencionó.

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Tres sectores cruciales

El reporte pone énfasis en sectores cruciales para la demanda: el transporte, la industria y el sector residencial. La CAF cita que en el caso del sector industrial la transición pasa por la electrificación de algunos procesos o usos que actualmente dependen de combustibles fósiles al igual que el fomento de la economía circular.

En movilidad urbana es importante el uso de transporte público sostenible (masivo y activo).

En la logística urbana hay espacio para la electrificación, mientras que, en el caso de transporte de carga, la promoción de la eficiencia y el uso de combustibles alternativos son medidas que pueden ser efectivas en el corto plazo.

Se destacan, además, los impactos que la transición tendrá en la macroeconomía en su conjunto, en particular sobre las finanzas públicas, el sector externo y el mercado laboral.

El banco destaca que, en el campo laboral, habrá un desplazamiento de trabajadores desde sectores y ocupaciones tradicionales hacia empleos “verdes”, que además de tener características diferentes, en particular, demandan más habilidades y tareas más abstractas y ofrecen salarios más altos. (I)